16 mayo 2006
EVO
Alfombra roja para Evo Morales en el Parlamento Europeo, con la izquierda haciendo la ola y riendo las gracias al líder boliviano. Malditas las gracias, diría yo, en el fondo y en la forma: nacionalizaciones a ritmo de ultimátum, algo que el presidente de la Eurocámara, José Borrell, ha definido como “decisiones de interés para nosotros”. No tengo nada en contra del “proceso de recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales” por parte de los países pobres, ya que el primer mundo se está aprovechando de un intercambio injusto. Pero también sé cuál es el destino de esas riquezas cuando se retiran los malvados colonizadores: no el pueblo, desde luego, sino los gobernantes totalitarios y corruptos. De modo que lo peor de la cruzada de Morales no es el papelón de Zapatero, que está probando su propia medicina de “buenismo” con puñalada trapera; ni la indefensión de las empresas españolas -no parece probable que Repsol y el BBVA se arruinen por esto-. No. Lo peor es el futuro que les espera a los propios bolivianos con un personaje así. Si yo tuviera uno de esos fondos de pensiones que debe devolver el banco español “a título gratuito” al Estado me echaría a temblar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario