26 abril 2006

PARÍS, NUNCA COMO LA PRIMERA VEZ

Dice un amigo que esta ciudad me interesa poco porque soy anglófilo. Lo reconozco, pero sin exagerar. Me gusta París, a quién no. Es monumental y chic. Pero me siento más cómodo en Londres, que ya he visitado seis veces, justo el doble que la capital francesa. No es sólo el idioma, es que en Londres me cuesta menos mimetizarme, y además me entusiasman sus parques, sus pubs, sus teatros, sus librerías, sus mitos -Jack el Destripador, Sherlock Holmes-, su ambiente callejero... Pero volvamos a París. Ganaría puntos si tuviera recuerdos románticos de la primera vez. Pero no es así. Lo cual no significa que no fuera especial. Estuve con dos grandes amigos en una época en que éramos jóvenes y sin compromiso, y perseguimos francesitas con ánimo honesto: para fotografiar su sonrisa en alguno de los bellos puentes del Sena. No sé si fue en este o en otro viaje de aquella época -principio de los 90- cuando nos dio por escribir "deberes" por la noche, una especie de blog de nuestro puño y letra que valdrá un potosí cuando seamos escritores famosos. Supongo que nos dio un arrebato bohemio. Bueno, no a los tres. Uno de nosotros, viendo que nos dedicábamos a menesteres artísticos en lugar de a ligar, se metía todas las noches en el jacuzzi del hotel a relajarse.
En fin, que he vuelto a París tras las huellas de "El Código Da Vinci", he visto el cáliz y la espada... Pero nunca como la primera vez.

25 abril 2006

LA VERIFICACIÓN

“El alto al fuego nos llevará a la paz si lo tratamos bien” (Alfredo Pérez Rubalcaba).

Con Grissom y sus “ceseís” investigando por encargo de Zetapé los matasellos de las cartas enviadas por ETA a los empresarios navarros, el sainete de la verificación del alto el fuego dio un giro ¿inesperado? con el atentado de Barañáin (digo bien: atentado; para mí las palabras siguen teniendo significado), hasta el punto de que Batasuna se ha quedado colgada de la brocha y ha definido el ataque como “muy grave”. Tras esta declaración de los amigos de los terroristas y de los “chicos de la gasolina”, el Gobierno ya está pensando en hacerles un monumento a Otegi y Permach, que son brutos, pero majos. El caso es que después de mil días de “terrorismo de baja intensidad” llevamos un mes de “tregua de baja intensidad”, es decir, con derecho a roce. Hasta que a estos hijos de puta se les vaya la mano. Llama la atención, como apunta Arcadi Espada, que ningún periódico español publicara al día siguiente de lo de Bañaráin este titular: “Interrumpida la tregua”. Tal vez porque hay que tratarla bien.

MONO SAPIENS

¿Sabíais que el hombre comparte el 98,4 por ciento de los genes con los chimpancés, el 97,7 con los gorilas y el 96,4 con los orangutanes? Razones de más para que el PSOE presente en el Congreso un proyecto que nos equipara con el mono: pedirá “la inclusión inmediata de estos animales en la categoría de personas” y que se les otorgue, por tanto, “la protección moral y legal de la que, actualmente, sólo gozan los seres humanos”. Detrás de la propuesta está el Proyecto Gran Simio, una organización internacional -apoyada por gente como Jane Goodall y Joaquín Araujo- que busca una declaración de la ONU sobre los derechos de estos animales y defender sus intereses igual que los “de los menores de edad y de los discapacitados mentales de nuestra especie”. Diréis que soy un pesado, pero es que son mis héroes, joder. Por qué no les habré votado con las risas y llantos que me provocan a diario, la sal de la vida, yo, casi un ecologista de manual, que de niño no me perdía ni un capítulo de “El Hombre y la Tierra” y que no dejo ni un moco en el monte aunque sea biodegradable. Félix estaría exultante con esta ocurrencia. Los malpensados dicen que ZP busca el voto simio, pero yo creo que lo hace de buena voluntad, como adalid de los desfavorecidos (esos cinco puntos extra en la evaluación de proyectos científicos liderados por mujeres... otra idea genial, sin duda). Lástima que la Declaración de los Derechos del Mono no haya alcanzado a King Kong, al que unos neoyorquinos ignorantes despeñaron desde el Empire State (en el videojuego basado en la peli de Peter Jackson te dan la posibilidad de salvarlo, cosa que hice, naturalmente). Aunque, puestos a equipararnos con los bichos, ¿por qué no hacer lo mismo con las ballenas, mamíferos espabilados y bastante más sensatos que los seres humanos?

24 abril 2006

MISTERIO

¿Por qué los catalanes, que tienen la bella y civilizada costumbre de regalar libros y rosas en la Diada de Sant Jordi, eligen y soportan a unos políticos impresentables, a un president cuya mayor virtud es hacer "maragalladas", a un tipo siniestro como Carod-Rovira, verdadero enterrador del cava y del prestigio de sus paisanos, a un consejero de Gobernación como Vendrell, responsable de las cartas a funcionarios exigiendo un peaje...?

¿SOÑAMOS?

En el ciclismo he pasado por todos los estados de ánimo posibles: me he apuntado al carro del vencedor cuando, de niño, apoyaba a Merckx frente a Ocaña, a quien admiré mucho después, cuando comprendí su tragedia. En los 80 me subí a la montaña rusa de Perico Delgado, definitivamente mi ídolo. En los 90 viajé en butaca con Indurain, a quien el deporte español nunca agradecerá lo bastante el cambio de tercio: de banderilleros a matadores, y ahí seguimos. Más tarde me aburrí con un tejano antipático cuya epopeya humana me parece más interesante que la deportiva, pues convirtió el Tour en un pasatiempo funcionarial a costa de unos rivales mediocres. Lo de Heras me hizo un descreído. Ahora está Valverde. Acaba de ganar el “monumento” ciclista por antonomasia, la Lieja-Bastoña-Lieja, un palizón de 262 kilómetros por tierras belgas que siempre se había negado a los nuestros, y cuatro días después de haber triunfado en otra clásica, la Flecha Valona. Tras la retirada de Armstrong, Valverde apunta a la mejor carrera del mundo con el descaro de Perico y la solvencia de Indurain. Además, el tándem Echávarri-Unzué está detrás. ¿Soñamos?

23 abril 2006

MANERAS DE VIVIR

El viernes se pasó por la redacción mi jefe histórico, Luis López Nicolás, periodista a la vieja usanza, de los que no quedan (mejor alabanza no se me ocurre), que me enseñó y me estresó a partes iguales durante seis años. Muchas hazañas se cuentan de este personaje, pero la mayor fue ponerse una bata y colarse en la primera operación de trasplante de corazón de la historia, realizada por Christian Barnard en 1967. Ya jubilado, viene a menudo para visitar a los antiguos colegas, comentar la marcha del periódico, de la Bolsa y del mercado del arte, sus tres grandes pasiones. Para hablar de las dos últimas se encamina a las secciones de Economía y de Cultura, y para hablar de la primera me suele echar el lazo y no me suelta hasta una hora después. Siempre me hace la misma pregunta: “¿Cuándo te hacen jefe?”, y yo siempre le doy la misma respuesta: “Nunca”. Como percibe una falta de ambición por mi parte, me da un tirón de orejas. Al margen de otros condicionantes (para ser jefe hay que valer, lo que no implica necesariamente ser brillante), mi verdadera ambición es otra, aunque no me canso en explicárselo porque creo que no lo comprendería. El viernes me soltó una parrafada sobre las diferencias entre su generación y la mía: “Yo tenía tres empleos y trabajaba dieciocho horas al día. Era un luchador. Vosotros sois más conformistas... pero, claro, vivís mucho mejor, estáis más tiempo con la familia, viajáis más... No sé cuál de las dos fórmulas es la correcta”. Entonces, utilizo el ciclismo (nuestro deporte favorito común) para tratar de explicarme: “¿Quién ha sido mejor, Coppi o Induráin? Yo creo que no son comparables y que cada uno fue el mejor ciclista de su época”. Así lo dejo en empate: tú lo hiciste bien, y yo, también.
Me fui a casa dándole vueltas a las distintas maneras de vivir, al periodismo y las ambiciones personales... ¿Elegimos, acertamos... o simplemente intentamos mantenernos a flote en mitad de la tormenta? ¿Es posible reinventarse a mitad de camino?

19 abril 2006

¿QUIÉN DIJO MIEDO?

No me considero una persona miedosa, me encantan las buenas películas de terror, sobre todo las de ambientes góticos y tenebrosos, y hasta he dormido en la habitación de un castillo escocés donde un huésped vio el fantasma de una mujer a los pies de la cama, pero tengo mis puntos débiles. Mi pesadilla más recurrente no es muy original: estoy en un pasillo largo y oscuro con puertas abiertas a ambos lados y tengo que avanzar hasta el final, donde está la salida, es decir, el despertar. El problema no es tanto el pasillo como las puertas, bocas de lobo de las que puede salir cualquier cosa. Una de mis pelis favoritas, por no decir la número uno, es “Alien”, de Ridley Scott (me encanta traspasarle mis neuras a la protagonista, esa Sigourney Weaver corriendo aterrada en el laberinto del “Nostromo”, escapando del monstruo mejor diseñado de la historia del cine). He escrito varias historias de fantasmas para el periódico. Uno de los reportajes me llevó a un hospital abandonado en Alicante, donde un parapsicólogo me puso en un brete: “Apagamos todas las linternas, los demás nos escondemos y tú caminas hasta el final del pasillo. Así creamos un clima de desasosiego que favorece las apariciones”. El pasillo y yo. Y puertas a ambos lados, claro. La experiencia fue bastante... intensa. Como me va la marcha acabo de pillar en la liquidación del Blockbuster de mi barrio el videojuego “Project Zero 3: The tormented”. La protagonista -cuyo destino manejas con los mandos de la Play- debe recorrer una mansión habitada por espíritus que la esperan al final de un corredor, al entrar en una estancia... La única forma de quitártelos de encima es fotografiarlos cuando los tienes muy cerca. Estresante de cojones. Lo estrené una noche en que estaba solo en casa y después no pegué ojo. Ahora sólo juego cuando sé que voy a dormir acompañado, aunque mi mujer, lejos de reírse de mí y darme una visión escéptica y fría del asunto... ¡cree en los fantasmas!

DIOS MÍO, ESTÁ LLENO DE IDIOTAS

A una amiga suelo decirle, medio en broma medio en serio, que si alguna vez desaparezco que me busque en Nueva Zelanda. Siempre me ha llamado la atención ese país por sus extraordinarios paisajes, incluso antes de disfrutarlos en la versión cinematográfica de “El Señor de los Anillos”, y por la sensación -quizás no sea real, pero la tengo- de que allí no se complican la vida con gilipolleces. No como aquí. Tengo dos guías de Nueva Zelanda que me gusta hojear de vez en cuando, y eso que aún no he sacado billete a las antípodas. Pero todo se andará. Leyendo hoy la prensa me ha venido a la cabeza David Bowman, el astronauta de “2001: Una odisea del espacio”, cuando se aproxima al misterioso y gigantesco monolito que flota en mitad de la nada. “¡Dios mío, está lleno de estrellas!”, exclama antes de desaparecer fagocitado por esa isla en el tiempo. Si Bowman se acercara a nuestro planeta y fuera a aterrizar con su nave en la península Ibérica, probablemente gritaría: “¡Dios mío, está lleno de idiotas!”. Descubriría que Andalucía es una realidad nacional, y no porque Zapatero la haya cedido a sus antiguos moradores para favorecer la “Alianza de Civilizaciones”, sino porque lo de Cataluña es ya un sarampión; que un cura irlandés con aspecto de haberse apretado trillones de pintas de Guinness se presenta como uno de los mediadores en el “proceso de paz” del País Vasco, y que el hermano de Juanfer, el ministro de Justicia, que firma viñetas con el seudónimo de Sorrocloco en una web antipepé, llama a la AVT “Asociación de Venganza Talibán” y añade sobre su presidente, Francisco Alcaraz, que “le tocó la lotería” cuando ETA asesinó a su familia. Los españolitos nos hemos convertido en nuevos y aburridos ricos, y, como decía mi abuela, cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo. Embizcados en el debate de quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, como esos simios de Stanley Kubrick que buscan la revelación junto a otro monolito, dejando subir a las tribunas a lo mejor de cada casa, pronto olvidaremos a los 108 muertos en las carreteras durante esta Semana Santa que nos han provocado una súbita rasgadura de vestiduras -ese sí es un problema digno de discusión- y, por supuesto, no nos preocuparemos de la crisis del petróleo hasta que nos dé con el mazo en la cabeza. Y cuando esto ocurra, siempre habrá algún genio que se encoja de hombros y afirme: “A mí me da igual que suba la gasolina, porque siempre echo treinta euros”. ¿Será del Gobierno?

12 abril 2006

HOUSE, SUMA Y SIGUE

“Me gusta mi pierna, está conmigo desde que era un niño”.
La primera temporada de “House” se despidió a lo grande: con un capítulo titulado “Tres historias” que es de lo mejor que se ha hecho en televisión en los últimos años. Su autor, David Shore, consiguió en 2005 el Emmy al mejor guión de una serie dramática por esta pieza de coleccionista. Ya quisieran muchas producciones cinematográficas acercarse a ese nivel. “House”es la propuesta de más éxito en Cuatro, la única de esta cadena que aparece en los rankings de “los más vistos”. Que el doctor consiguiera quedarse con su pierna, aunque sólo fuera para arrastrarla dolorosamente e hincharse de pastillas, multiplicó su mala uva para regocijo de sus fans. No le voy a echar de menos porque la segunda temporada empieza el martes próximo. Necesito mi dosis semanal de frases como ésta: “Ramona, qué picarona -dice el doctor a una anciana a la que realiza un examen vaginal-. O se ha echado un novio de 19 años o uno de 80 que toma pastillitas azules”. En mitad de la estomagante marea de salsas rosas y tomates, “House” es la prueba palpable, una más (ahí están “CSI”, “Perdidos”, “Mujeres desesperadas”...), de la excelente salud de este género televisivo.

11-M: ¿CASO CERRADO?

El juez Juan Del Olmo ha procesado a 29 personas -entre ellas, 9 españoles- de las 116 imputadas por el 11-M, ha asumido que los atentados pretendían forzar el cambio de Gobierno -a fe que lo consiguieron- y ha descartado la participación de ETA. El suicidio de Leganés ha dejado como únicos autores materiales vivos a Zougam y Bouchar, y el documento, de 1.460 páginas, no identifica a ningún responsable de la matanza por encima de “El Tunecino” y “El Chino”, es decir, no hay más cerebros que esos delincuentes de poca monta, aunque se hacen vagas referencias a Al Qaeda y al Grupo Islámico Combatiente Marroquí. Mi compañera Nati Villanueva, que hace la información de Tribunales en ABC, me ha dicho que el auto es “una auténtica chapuza”, un refrito de informes policiales sin interpretación alguna, hasta el punto de que no queda claro qué hechos concretos se atribuyen a cada imputado. Como era de esperar, cada cual arrima el ascua a su sardina: el PSOE y sus órganos de propaganda, El País y la Ser, dan por cerrado el caso, y el PP y sus medios afines insisten en su “instrucción paralela”. Supongo que entre el carpetazo y la teoría de la conspiración debe haber un punto medio de transparencia, y supongo también que el juez, después de dos años, podía haber dictado un auto de procesamiento más esclarecedor. La tentación de pasar página (es lo que se lleva en estos tiempos de “pacificación”) no debería imponerse al deseo de saber la verdad que se reclamó aquellos terribles días de marzo, una exigencia que hoy tantos han olvidado.

10 abril 2006

OTEGI HACE LO QUE QUIERE

A las "nekanes" les embrutece este australopiteco con pendiente, la cara amable de ETA, el Gerry Adams abertzale, que se manifiesta contra la prohibición de manifestarse porque, en el fondo, el alto el fuego de sus amigos asesinos es su salvoconducto, o casi. Yo me fiaría de este tipo lo mismo que de Rubalcaba en un gallinero, pero habrá que irse acostumbrando a lo uno y a lo otro, es decir, a Otegi haciendo lo que le da la gana y al zorro Rasputín vigilando el "proceso", Dios nos asista. No tardaremos mucho en comprobar el "lavado de imagen" de este delincuente que se hace fotos con turistas, que se ve guapo en medio de los focos, que sonríe seductor ante la tirada de tejos de Patxi López, otro que tal. En un año, todos legales. Menuda píldora amarga, amigos, habremos de tragar por la paz.

07 abril 2006

MI HÁBITAT REVUELTO

El Santo Grial es María Magdalena que, además, tuvo descendencia con Jesús. Vamos hacia la III República Española. Mi empresa ha impuesto un “carné por puntos” a sus empleados. Se ha declarado la guerra total entre Jiménez Losantos y ABC. Desaparezco una semana de mi hábitat y, al regresar, me dan ganas de volver a hacer las maletas. He viajado a Escocia e Inglaterra siguiendo la ruta de “El Código Da Vinci”. La película se estrena a mediados de mayo y es una buenísima percha para un reportaje de viajes que recorra las localizaciones del libro y del film, que no siempre coinciden. Entre otros lugares, he visitado Rosslyn Chapel, situada al sur de Edimburgo, un templo cargado de simbología que tiene un protagonismo esencial al final de la novela de Dan Brown. ¿Es “El Código Da Vinci” literatura? Seguramente es otra cosa, pero no seré yo el que arremeta contra una obra que me está volviendo a enganchar en una segunda lectura y que, además, no es un plagio, según ha dictaminado hoy un juez londinense. Qué queréis que os diga, me gustan las hamburguesas. A finales de mes iré a París para completar el trabajo. Lo bueno que tienen estos viajes es que desconectas de lo cotidiano, sobre todo de las gilipolleces de los que gobiernan nuestras vidas. Ayer, en el avión, me ofrecieron prensa y cometí el error de aceptarla en lugar de seguir enfrascado en el “código” o de planear una estrategia para escapar rápidamente de la T-4. Me reencontré con Zetapé, mi héroe, que inspirado por el fantasma de su abuelo va a perpetrar una “Ley de Revisitación Permanente de la II República” (subtítulo: “Qué noches las de aquellos días”) como paso previo al advenimiento de la III República. Esta última opción me parece bastante atractiva desde el nacimiento de Doña Leonor. En fin. Y esta mañana, en la oficina, me entero de que algún genio de la comandancia, celoso del éxito de Gallardón con los parquímetros, ha diseñado un novedoso sistema basado en el carné por puntos para joder a los trabajadores: si tu coche está mal estacionado en el aparcamiento del periódico, los seguratas te ponen una pegatina. A la tercera pegatina, te deniegan el acceso motorizado al recinto. Como somos legión y cada uno tira su vehículo donde puede, sobre todo los redactores (los de administración son más madrugadores), ya hay algunos compañeros a punto de perder ese privilegio. ¿Organizará la empresa cursos de reciclaje? ¿Podremos recuperar la tarjeta de acceso a cambio de horas extras? Me huele a motín. Justo ahora que necesitamos hacer piña contra Jiménez Losantos nos vienen los jefes con multas de tráfico. Por lo visto, en mi ausencia, Federico ha pedido en antena a los suscriptores de ABC que se den de baja. La Redacción ha hecho público un comunicado denunciando la campaña de injurias y calumnias y la dirección ha anunciado una demanda por “un acto de denigración del competidor”.
Creo que me vuelvo con los “british”.