28 septiembre 2010

CANTAUTORES

Reconozco que (como en el caso de los Beatles) de los cantautores me interesa más el fenómeno, la crónica histórico-sentimental, que la música. No está escrito que un periodista tenga que escribir necesariamente de las cosas que domine, o que le gusten. Curioso: no encontré en los cantautores veteranos una especial melancolía, como esperaba. Desde luego están más interesados en el presente que en el pasado. Y el descreimiento de las nuevas generaciones es notorio: en 2010 es posible la canción de autor con crítica social, porque estamos muy lejos de vivir en un mundo perfecto. Pero sin dogmas. Probablemente porque los dogmas no venden ni un solo disco. En este sentido, me quedo con este párrafo de Ismael Serrano:

«Ya no hay más historia humana como lucha de ideologías, ¿no? Vale. Eso no supone que seamos conformistas. Pero se acabaron los dogmas». No obstante, denuncia la injusticia que se comete con los precursores. «En el mundo anglosajón un Seeger o un Dylan son referencia. Incluso si lo dices aquí, eres "cool". Pero como menciones a Paco Ibáñez o Aute te pueden llamar casposo».

No pude hablar con Serrat. Una tal Airy, su secretaria, me pidió cuestionario previo. Se lo envié a condición de que, al menos, se tomara la molestia de avisarme si el asunto llegaba a buen puerto o naufragaba. Para buscar alternativas. Nunca obtuve respuesta. Es lo que tienen los cancerberos de las "estrellas": no pierden su tiempo pero te hacen perder el tuyo. Marqué directamente el móvil de Marina Rossell (en la foto, con Labordeta) y Pablo Guerrero, y me trataron muy bien. Es decir, con normalidad. Miguel Ríos (liadísimo en una despedida que dura ya varios años) tampoco tuvo un rato. A veces, cinco minutos son demasiados. Solo cuando hay gira o nuevo álbum las discográficas mueven el culo. Por edad no estuve en ninguno de aquellos conciertos míticos de los 70, como el de Raimon en la Complutense. Madrileños cantando en catalán. Lo que han cambiado los tiempos.

El reportajillo completo,
aquí (siento la pésima edición del texto en nuestra web).


21 septiembre 2010

LA MILITANTE PRENSA DEPORTIVA

Hace unas semanas tuve que soportar en Facebook cómo un amigo argentino y su grupo de fieles ponían a caer de un burro a la prensa deportiva española.
Estos días he comprendido que tenían razón.
Ya no es solo por el nivel ínfimo (salvo excepciones por todos conocidas) o porque se pongan la camiseta de su equipo favorito para trabajar ("el roce hace el cariño", me dijo un día un tipo que cubre la información del Real Madrid), sino por el tono tabernario, irresponsable e hipócrita de sus comentarios. El último acto: el linchamiento de Ujfalusi, defensa del Atlético de Madrid, por lesionar a Messi, que estará diez días de baja. El futbolista cometió un grave error, fue expulsado y verá dos partidos desde la grada, pero no creo que sea un matarife con intenciones asesinas como lo pintan algunos. "Ujfalusi: el que se cargó a Messi", escribe Amalio Moratalla en Marca: "Ya tiene su penitencia para toda la vida (...). A medio-largo plazo le va a pesar como una losa (...). No me explico cómo ese tobillo de Leo Messi ha seguido unido a la pierna". El diario que dirige Eduardo Inda lleva dos días seguidos dando en portada la foto del "entradón". Lo que es la vida: líderes hasta el domingo, villanos (por obra y gracia del defensa checo) desde entonces. De todos modos, el ansia infinita de justicia que demuestra Marca se queda corta en comparción con los deseos de los rotativos catalanes. "¡No más Ujfalusis!", exclama un tal Joan Mª Batlle en Sport. Al loro con este párrafo: "Los futbolistas no son ajenos a las presiones externas. El domingo, el Calderón era una caldera en ebullición (...). Los aficionados iban calientes, intoxicados con villaratos, campañas anti-Barça y otras hierbas. En estas circunstancias, la actitud de un futbolista puede hacerse incontrolable". El tipo reclama "prudencia" a la prensa de Madrid. Su periódico, haciendo gala de esa prudencia, publica esta noticia: "Tomas Ujfalusi tiene tras de sí un largo historial de duras entradas a sus rivales. Y Leo Messi parece ser una de sus víctimas favoritas".
Ujfa está sentenciado, eso es cierto. Pero me pregunto qué ocurrirá cuando alguno de los jugadores protegidos por esa prensa militante cometa un error similar y lesione a un compañero. Algo estadísticamente probable.

11 septiembre 2010

VOCES Y SILENCIOS DE LAS VÍCTIMAS DE ETA

Hace unos años, en los tiempos en que los emisarios de Zapatero negociaban con los etarras y el Gobierno intentaba que las víctimas molestaran lo menos posible, asistí a una rueda de prensa en Moncloa del entonces presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, que había sido recibido por ZP. Alcaraz perdió a un hermano y dos sobrinas en el terrible atentado de la casa cuartel de Zaragoza perpetrado por ETA en 1987. En su comparecencia ante los medios pidió que los políticos no negociaran con los asesinos, que aquello acabaría como siempre, con más sangre, con más dolor. A mi espalda escuché el comentario de una colega: "¿Pero qué coño se ha creído este tío, que manda en España?". Me di la vuelta y comprobé que otros periodistas le daban la razón a la primera, incluso llegaron a sugerir que Alcaraz había perdido la cabeza. El caso es que la tregua acabó como siempre. Un bombazo en la T4, el 30 de diciembre de 2006, causó la muerte de dos personas.

Hay quien piensa que muchos de los familiares de los 858 asesinados por ETA son como Francisco José Alcaraz, Maite Pagazaurtundua, Daniel Portero, Irene Villa, Mari Mar Blanco o Mikel Buesa, tipos que tienen un protagonismo mediático que jamás hubieran deseado, pero que han asumido de forma ejemplar para denunciar a quienes buscan atajos en la lucha antiterrorista. Gentes a las que llamas para que te den un titular y a las que puedes juzgar, si te apetece, con la frivolidad (por no decir algo peor) que usaron esos colegas en la citada rueda de prensa. Pues no. Las víctimas desean, en su inmensa mayoría, que las dejes en paz, que no las molestes, que no les metas un micrófono en la boca... que, en definitiva, no les refresques la brutalidad del pasado. Un pasado que no olvidan, por supuesto, pero que no tienen por qué contar a un periodista.
Esta semana he tenido suerte, dentro de lo que cabe, ya que ninguna de mis llamadas a un puñado de desconocidos se cortó bruscamente, con broncas o descalificaciones, sino con palabras secas, disculpas educadas y hasta lágrimas.

03 septiembre 2010

FIGNON

Sin villano, no habría películas; sin Fignon, no se podría contar la película del ciclismo de los años 80, el ciclismo de Hinault, Perico, Lemond, Roche, Bernard, Rooks, Theunisse, Kelly, Mottet..., el de las batallas sin cuartel que me hicieron enamorarme de este deporte antes de que el dopaje sistemático lo quebrara. El irascible y rebelde Laurent se reconoció un pastillero, pero quien piense que ha encontrado la causa-efecto no tiene ni puta idea del cáncer, que es casi lo mismo que decir que no tiene ni puta idea de la vida. No había pinganillos, así que la única consigna evidente era repartir estopa. Si se podía, claro. Y Fignon pudo muchas veces. Recuerdo el Tour de 1987 como el mejor de mi historia. El del 89 fue el primero que vi en directo: dos etapas pirenaicas, una en las rampas del Aubisque (con victoria en la meta de Cauterets de un tal Indurain) y otra en las de Superbagnères (con ataque lejano de Perico). Hice el viaje con unos colegas: tiempos de saco de dormir, latas de fabes e infiernillo. Aquel Tour lo perdió Fignon por 8 segundos en una contrarreloj legendaria en París. Greg Lemond, un chuparruedas que nunca fue santo de mi devoción, le robó la cartera gracias al manillar Scott. Como en la mayoría de las pelis, el malo mordió el polvo. Pero también se humanizó. Hoy me acuerdo de su melena rubia, de sus gafitas y de su mala leche y confieso que, pese a todo, merece estar en mi equipaje sentimental.