30 noviembre 2005

LA CULTURA DEL COMO SEA

Nuestro histórico presidente del Gobierno se retrató el otro día en la cumbre Euromediterránea para los que aún no se han caído del guindo. Resulta que la quintaesencia del talante es cerrar un texto o un acuerdo como sea, aunque se haga el ridículo más espantoso o llegue después la factura (de todos modos, estos tipos no suelen pagar los adeudos -¿eh, Montilla?- y, encima, se regodean; el problema es que acabamos pagándolos los demás). Las chapuzas que lleva hasta la fecha me preocupan relativamente, pero se me pone el vello como escarpias pensando en los proyectos que afronta Mister Bean para la recta final de la legislatura, porque me temo que acabará pactando con ETA como sea y aprobando el Estatuto catalán como sea. De todos modos no voy a profundizar en la penúltima cagada de Zetapé, que ya están ahí los tertulianos vocingleros para darle estopa, pero sí utilizarla como símbolo de estos tiempos. Ocurre, por ejemplo, en el trabajo. ¿Cuántas cosas están pilladas por los pelos o son fruto de la improvisación? Que levante el brazo el que no haya oído alguna vez esta frase u otra parecida: “Hay que sacar adelante el proyecto como sea. ¿Medios? Tú y tu sombra, y date con un canto en los dientes. Pero hazlo como sea”. Como sea con tal de no dar problemas. Como sea con tal de que no pongas en peligro el chiringuito del que manda. No veo brazos levantados, colegas. ¿Y qué pasa? Que si tienes un poco de vergüenza torera intentas algo digno y acabas robándole horas a la familia, al sueño, a la salud... Una compañera se queja del “sexo a deshoras”. Joder, más de uno se apuntaba a esa fórmula, porque la habitual entre los currantes con cierto recorrido vital (que incluye un matrimonio, al menos) es la del “sexo como sea”.

21 noviembre 2005

LA MALA EDUCACIÓN

De todas las sandeces que se están escribiendo en los últimos días sobre la ley educativa del Gobierno -la ya famosa LOE- por parte de los progres de guardarropía, la de Eduardo Mendoza hoy en “El País” es, por ahora, la más vomitiva que me he echado a la vista. He aquí un extracto: “La religión cuya enseñanza se reclama -es decir, la religión católica, apostólica y romana- pierde peso específico en España y lleva camino de convertirse en una secta, o en una secta de sectas, como la nación de naciones, frente a otras religiones de ámbito mundial (...). Durante varios siglos la Iglesia tuvo en España el monopolio de la educación y de sus aulas salió la clase dirigente más inculta, perezosa e incompetente del hemisferio occidental. Gracias a esto, este país no se ha visto libre de terribles episodios de violencia y odio, pero sí de la perturbadora lucha de clases (...). Del Estado sólo se espera un empleo fijo en el que encuentren acomodo la ineptitud y la holgazanería que una educación de sotana ha estampado en el genio de la raza o en los genes de la especie. Por esto es de justicia que ahora, al verse amenazada, la Iglesia católica saque en protesta a la calle a dos millones de personas. O a 100.000, según si la persona que hizo el cómputo aprendió a sumar en un colegio de curas o en la escuela laica de su barrio”. En fin, no sé por dónde empezar con este sujeto, que mancha su prestigio como escritor con bazofias como ésta; es que no hay por dónde cogerlo sin que me empape con sus babas de sectarismo. Me pregunto cuándo nos dejarán en paz los fanáticos de un color y de otro. El caso es que el PSOE, después de una LOGSE que superó con creces los “éxitos” de la educación de sotana a la que alude Mendoza, la ha vuelto a cagar con la LOE. Como el personal se ha cabreado y ha tomado la calle, los voceros del Gobierno han tocado la corneta: ¡A por los curas! Sinceramente, para mí no es relevante que a mis hijas les impartan o no religión en la escuela –mis creencias y mis dudas son un asunto íntimo que intento explicarles poco a poco y con honestidad; en cualquier caso, ellas decidirán en un futuro sobre la materia-; sí lo es poder elegir el centro donde quiero que estudien, que la educación que reciban sea de calidad y que el sistema no las convierta en unas inútiles irresponsables (aunque muy cívicas, eso sí). La excusa de la religión es como lo de “no hemos sabido vender nuestras reformas” o “el PP crispa” para explicar el batacazo que Zetapé y sus muchachos se están pegando en las encuestas. Fueran cien mil o dos millones los ciudadanos que se manifestaron contra la LOE en Madrid estoy convencido de que sólo un pequeño porcentaje estaba pensando en la asignatura de marras. No sé si la modernidad y la globalización liquidará a los católicos como sostiene el autor de "La ciudad de los prodigios", pero no me cabe duda de que los maestros que pasaron por su vida -religiosos o seglares- le dieron una mala, pésima educación.

20 noviembre 2005

EL RESPETO

A pesar de que no se compra, nos empeñamos en buscarlo en mercados, para más inri, equivocados: despachos y áticos nobles. El respeto no se consigue con dinero ni trapicheos, sino con honestidad, y es el mayor de los tesoros: más que un cargo, más que un título, más que un premio. Vale tanto porque es de las pocas cosas que uno se lleva a la tumba, aunque ahora los irlandeses se llevan el teléfono móvil por si acaso "despiertan". El respeto no se gana en un golpe de suerte, ni en una subasta, ni en un día, ni en una semana. Es lluvia fina, no chaparrón. Si es verdadero, se publicita poco. Se manifiesta más en una sonrisa, en una frase cariñosa o en pequeños gestos que en palmaditas en la espalda o ruidosos homenajes. Últimamente hablo con personas que se quejan de que les faltan al respeto; compañeros con una trayectoria profesional intachable que sienten que su trabajo es despreciado, o que se les utiliza para fines indecentes. La otra parte no se da cuenta de que tiene muy mal pronóstico, y que tarde o temprano el desaire volverá como un bumerán envenenado y le dará en las narices.

09 noviembre 2005

PRUDENCIA IRREVERENTE

Me han dicho ya dos o tres personas de las que gastan su tiempo leyendo estas letras (muchas gracias, chatos) que tenga cuidado con ciertos comentarios, que puede haber alguien malintencionado que me busque la ruina. Incluso una amiga me ha sugerido que me esconda detrás del apodo -Mike Muddy-, como hacía al principio. Os lo agradezco de veras, pero, sinceramente, no tengo motivos para cambiar de estrategia y sí argumentos para seguir adelante. El primero y más importante: éste es un espacio para la libertad (aunque no voy a sacar la guitarra como ZP para cantar temas de Simon & Garfunkel adaptados a su misal aconfesional), donde me expreso tal como soy, es decir, más falso que Judas :-) Segundo: necesito desahogarme, porque la vida es muy dura, y ciertas compañías, ni os cuento. Tercero: hay realidades irrefutables ante las que no puedo cerrar los ojos -las empresas explotan a sus trabajadores, hay buenos y malos compañeros (y algunos mediopensionistas), el periodismo es un negocio ruinoso, el presidente del Gobierno tiene sus limitaciones y el Estatut es una mierda-. Cuarto: no he matado a nadie (aún). Quinto: la prudencia sin un toque de irreverencia nos acerca a la pusilanimidad. Y no me querréis falto de valor, ¿verdad?
Mil gracias, siempre.

08 noviembre 2005

HERAS

Será un milagro que el contraanálisis diga lo contrario, así que todo parece indicar que la eritropoyetina se ha cargado a un nuevo héroe (¿o ha sido la estupidez?). Me duele que el ciclismo esté bajo sospecha mientras otros deportes con tramposos en nómina siguen explotando gestas y buena imagen en lugar de limpiar su cocina, pero eso no justifica los chutes para pedalear más rápido. Heras, nada menos. Nunca hubiera sospechado de él. Pero es que ya no te puedes fiar de nadie. Lo he entrevistado en un par de ocasiones, la última cerca de su pueblo, Béjar, cuando acababa de unirse a la troupe de Armstrong en vez de enfrentarse a él y morir en el intento de derrotarlo. Un tipo súperamable, discreto; una rareza en el deporte, lleno de vanidosos pagados de sí mismos, aunque los ciclistas son algo diferentes. De Heras me fastidia esa propensión a la melancolía que, tal vez, le haya privado de más éxitos. O tal vez no. Nunca lo sabremos, si el contraanálisis da positivo como me temo.

03 noviembre 2005

LA ILÓGICA DE LOS TIEMPOS

El príncipe Felipe confía en que su hija sea reina por la lógica de los tiempos. Si yo estuviera en su pellejo me preocuparía, y más después de ver la faena de Mister Bean el Diabólico y sus enanitos rejoneadores en el Congreso de los Diputados. Por el coche oficial, la gestión de los dineros y el sentimiento tribal lo que haga falta, incluso pasarse por el forro la Constitución. Qué imagen la de los enanitos del Estatut jugueteando con la ramita de romero y descojonándose, en el fondo, de todos los españoles, mientras Zetapé nos adormecía con su canto a la libertad, la tolerancia, el diálogo y el talante. Estos empleados nuestros ya no se conforman con meternos la mano en la cartera: pretenden romper el contrato en vigor, convertirse en patronos y hacernos comulgar con ruedas de molino por los siglos de los siglos. Es como si un fontanero no nos arreglara una fuga de agua, jodiera el resto de las tuberías, nos echara de casa a patadas y montara un parque acuático. Alucinante. La ilógica de los tiempos. El mundo al revés.

01 noviembre 2005

LA NOCHE EN QUE ME HICE REPUBLICANO (crónica apócrifa de una velada inolvidable)

"¡Me cago en la puta!".
Con éste van cuatro. El huracán Leonor que castiga a la canalla de la prensa y a cuatro curiosos henchidos del momento histórico ha colmado de agua el agujero donde un día hubo un árbol (¿lo habrá cortado Gallardón?), situado estratégicamente entre las plataformas usadas por los fotógrafos y cámaras de televisión para pillar lo que se menee, que es más bien poco (el culo de la madre de la princesa cuando llega al hospital). Como no se ve un pimiento, los que pasan por ahí meten la pata bien metida. "Consuélate, hombre, que yo tengo mojadas hasta las bragas", dice una compañera solidaria. La tipa no se ha caído de bruces al hoyo, es el cielo el que se ha caído de bruces sobre ella. Se le ha corrido el rímel y la tinta de sus apuntes, que son más bien pocos ("ha llegado la madre de la princesa..."). Qué manera de llover. Con viento racheado, que es como jode. Son cerca de las dos de la mañana y ya se ha ido Peñafiel después de hacerse unas fotos con las fans y de soltar su perorata. Mañana contará su experiencia heroica de diez minutos en la puerta del Ruber. Por cierto, se echó de menos a algunos clásicos que luego firmarán crónicas y harán caja en los programas de la tele. No faltó el típico friki gilipollas que contribuye a prestigiar nuestra profesión: esta vez era del programa de Buenafuente, y venía vestido con un albornoz blanco.
Son cerca de las dos, y la Leti ya ha parido, pero aún no lo sabemos y, la verdad, cunde el desánimo, porque la humedad que se ha enseñoreado de pies, piernas y entrepiernas amenaza con atacar los riñones, y eso ya es intolerable. "¡Vámonos de aquííí!", grita alguien. Unos niños que parecen personajes de Tim Burton (estamos en vísperas de Halloween) se acercan a la canalla a tocar las narices. "¿De qué tele sois? Hacedme una entrevista, por favor, para que me vea mi madre". La madre que te parió, sí. Y hablando de madres, pi-pi, pi-pi, mensajitos al móvil. Zarzuela informa. No a mí, que no sigo estas cosas, razón de más para enviarme aquí a pasar la noche. Pi-pi, pi-pi. Parió. Y es una niña.
Me llaman del periódico. Quieren que amplíe la crónica de ambiente que envié hace unas horas. Lógico. Aquí nos lo estamos pasando de puta madre. OK, la tenéis en veinte minutos. Saco la libretilla, que está hecha un cristo por el agua. Empieza a jarrear, claro. Y me estoy meando. Escribo: "El único bar abierto en la zona empieza a hacer su agosto...". Luego el Ayuntamiento multaría al propietario, hay que joderse; habría que levantarle un monumento: fue el único refugio que tuvo la prensa en mitad del diluvio, el dispensario de caldos y bocatas de chorizo.
Cuando llamo para dictar dos párrafos me tiembla todo el cuerpo, y no precisamente de emoción. Necesito un carajillo, pero cualquiera se mueve ahora, mira que si viene doña Sofía y me pilla en el bareto, pero lo que es inaplazable es el alivio de la vejiga. Recuerdo mi última visita al retrete del bar, hace dos horas. Entonces estaba inundado, así que ahora debe ser un bebedero de patos. Decido irme a la valla del campo de fútbol adyacente. Cómo llueve. Compañeros de género, ¿habéis intentado mear en mitad de un tembleque? Primero, encuéntratela. Segundo, agárratela. Tercero, intenta no hacértelo encima. Se ven las luces parpadeantes de un vehículo. "¡Que vienen los Reyes!", exclama otro alguien. Las luces se acercan. Es un camión de la basura. Un par de curretes con chubasquero amarillo empiezan a limpiar el campamento de los periodistas, pero al poco tiempo se dan por vencidos.
Pasadas las cuatro, los de Zarzuela nos llaman para entrar a un chiringuito que han montado junto al hospital para encontrarnos con el príncipe. El soplapollas del albornoz intenta colarse para seguir con la payasada. "Esto parece un casting, a ver si nos seleccionan", dice. No tiene tanta suerte. En la carpa, al menos, se está caliente. La tropa comenta que podían habernos reclutado mucho antes. Me siento en la primera fila. A mi lado está Sagrario Ruiz de Apodaca, que cubre el evento para TVE. Está pasada por agua como un servidor, pero sigue teniendo un aire de dignidad pija y yo estoy hecho unos zorros. Los fotógrafos, inasequibles al desaliento, se meten los codos para tener el mejor tiro posible. Saco la libretilla (creo que la enmarcaré cuando acabe todo) y apunto: "La noche en que me hice republicano".
Felipe aún nos hace esperar casi una hora, por lo que me da tiempo a esbozar algunas ideas para la crónica que, a buen seguro, tendré que escribir mañana -aunque mañana ya es hoy, me digo, beodo de cansancio-. Pequeños detalles que no se ven por televisión. Llega el príncipe cerca de las seis y suelta su rollo. Impecable, afeitado, duchado, hidratado. Emocionado. Normal. Yo también me emocioné de la hostia cuando mi mujer parió esas dos niñas que se cabrean porque trabajo mucho y... ¡joder, hay que largarse, que la parienta está a punto de levantarse para irse a currar y me tengo que quedar con las crías!
Adiós, Felipe.
Me voy, llego a casa, malas caras, qué horas son éstas, desayuno un poco, me acuesto, me duermo, me despierta mi hija pequeña media hora después, la meto conmigo en la cama, hala, cariño, duérmete un poquito más, no me hace caso pero al menos se está quieta, me duermo, me despierta mi hija mayor una hora después, la pequeña me dice que tiene "hambie", me levanto, les preparo el desayuno y les pongo una peli de dibujos, me acuesto, me duermo, se acaba la peli y me despiertan a dúo, me levanto, llamo a mi hermana, me acuesto, me duermo, me despiertan las niñas otra vez, papá, que llaman al timbre, me levanto, es mi hermana, se las empaqueto y se van de compras, me acuesto, doy más vueltas que una peonza, me levanto a las dos, como, me ducho, me voy a la redacción, no escribo ni una línea porque ya está todo el pescado vendido (tócate los huevos, y eso que yo fui el único que estuvo en la lonja), aun así limpio el pescado, abro este blog, pongo el título de esta crónica, apago el ordenador, me voy a casa de unos amigos donde se celebra una fiesta, veo a mis niñas disfrazadas de brujillas, entre todos se alían para echarme una bronca de aquí te espero, y digo, OK, vale, soy un pringado, pero soy vuestro jodido pringado, así que no me amarguéis el posparto.