17 febrero 2010

HACES QUE MI MOTOR SE ENCIENDA

"Ooh my little pretty one, my pretty one. When you gonna give me some time, Sharona? Ooh you make my motor run, my motor run. Gun it comin' off the line Sharona. Never gonna stop, give it up. Such a dirty mind. Always get it up for the touch of the younger kind. My my my i yi woo. M M M My Sharona...".

Nunca hubo un riff de guitarra como el de "My Sharona". No sé... tal vez el de "Back in Black", de AC/DC, o el de "Smoke on the Water", de Deep Purple, pero el que compuso The Knack es especial porque siempre que lo escucho me devuelve a 1980, cuando era joven y gilipollas (ahora he perdido al menos una de las dos cualidades... creo) y, junto a mis colegas, los mismos que me acompañan 30 años después, jugaba cuatro partidos de fútbol cada fin de semana, me apretaba litros de calimocho y perseguía (sin mucho éxito) a las chicas en los guateques donde sonaba "My Sharona". Doug Fieger, cantante de la banda californiana de power pop (una rama de la new wave), acaba de ser reclamado por la Parca. El cáncer, que lo barre todo. El tipo tenía 57 tacos. Joder, ¿ha pasado tanto tiempo? Doug compuso la canción con el guitarrista Berton Averre inspirándose en un amor de juventud, Sharona Alperin. Se incluyó en el álbum de su debut, "Get The Knack" (1979), que fue un bombazo: disco de platino y número 1 en la lista de Billboard. Y todo gracias al célebre sencillo que ha sido versionado, parodiado y utilizado en el cine ("Reality bites"). Realmente "My Sharona" hacía que se encendieran nuestros motores en aquellas fiestas juveniles donde corría el alcohol de extranjis y también sonaban The Police, The Jam, Pretenders, Status Quo, Dire Straits... y KC and the Sunshine Band (cuando pinchábamos "Please Don´t Go" las chicas hacían caso omiso al título de la canción y huían al cuarto de baño, o bailaban bien apretadas con nuestros hermanos pequeños para darnos celos: el careto de ellos llegaba justo a la altura de las tetas de ellas. Lo recuerdo como si fuera ayer mismo). "My Sharona" era un himno para nuestra pandilla, botarates con las hormonas desbocadas. El segundo single del álbum, "Good Girls Don't Cry", no llegó tan lejos en las listas y en nuestra estima. En su segundo álbum, "But The Little Girls Understand", había un tema muy marchoso, "Baby Talks Dirty", con un riff parecido al de "My Sharona"... aunque no tan bueno. Porque nunca hubo un riff de guitarra igual.

(En la foto, Doug Fieger es el segundo por la izquierda. Agrego aquí el vídeo más decente de "My Sharona" que he encontrado en YouTube).


15 febrero 2010

HUMILDAD EN UN GRAN AÑO DEL CINE ESPAÑOL

"Hay que ser humildes. A mí me cuesta mucho, soy soberbio y engreído. Parece que forma parte de mi trabajo, y no debe ser así. No somos tan importantes. Importante es salvar vidas en un hospital. Eso sí que debería tener trascendencia mediática. Hay que ser humildes y estar agradecidos. El público, que es la gente para la que trabajamos, ha ido a ver nuestras películas más que nunca, y eso es un honor y un orgullo. No pensemos que somos mejores por eso. Pensemos que nos han dado una oportunidad. Hay que aprovecharla."
El discurso de Álex de la Iglesia, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Todavía no doy crédito...
Celda 211 es la gran triunfadora de los premios del cine español.
Brillante Buenafuente. Y Almódovar hace las paces con sus compañeros.

14 febrero 2010

TENGO UNA GRANJA EN LA RED

FarmVille, el juego de moda en Facebook, tiene enganchados a 78 millones de «granjeros» en todo el mundo, un 20 por 100 de los usuarios totales de la red social. La adicción que provoca es irresistible.

La cosa empieza con un terrenito donde plantas habas de soja, berenjenas o alcachofas. Más tarde, el amigo que te embaucó para meterte en este tinglado te regala una gallina o una vaca. Con lo que sacas con tu primera cosecha vas al mercado y te compras un par de árboles frutales. Con la segunda, un establo para el ganado y un tractor. Según vas agregando vecinos se amplían tus horizontes: más hectáreas, más animales, más árboles, más herramientas, más adornos, más mascotas (incluyendo pingüinos y terneritas de colores), más chorradas. Ya puedes plantar calabazas, arroz y algodón. Con el tiempo, adquieres una coqueta cabaña de madera donde instalarte. Continúas jugando, ya no puedes parar; aunque, en realidad, los creadores del invento juegan contigo, te tientan con nuevos retos, con regalos navideños, con mercadotecnia propia de San Valentín. ¡Ojo, que pronto estará disponible una caballeriza! Pero tendrás que construirla y equiparla con los maderos, clavos, herraduras y arneses que te irán proporcionando tus colegas. A los dos meses, la pequeña finca ya es un latifundio. Un día eres viticultor y, al siguiente, cafetero. Te has diseñado un mundo virtual espectacular, y tu avatar visita cada día las granjas de tus 30 ó 40 vecinos para fertilizar sus campos y dar de comer a las gallinas. Miras con codicia el tiovivo que le tocó a Fulanita en un huevo sorpresa, la planta carnívora que parece salida de la pequeña tienda de los horrores o la villa que se ha agenciado Menganito... villa que por cierto vale un millón de pavos, así que habrá que esforzarse para lograr ese estatus.

Hablamos de FarmVille, el juego desarrollado por Zynga y alojado en Facebook que despierta pasiones en internet: a día de hoy, 78 millones de granjeros en todo el mundo, un 20 por 100 de los usuarios totales de la red social más exitosa. Desde su lanzamiento en junio de 2009, la aplicación se ha convertido en el entretenimiento más popular y adictivo aprovechándose del «efecto boca a boca» y de la competencia entre jugadores: para que la granja crezca es necesario agregar vecinos; cuantos más, mejor. Se empieza por familiares y amigos y, suma tras suma, se acaba visitando la hacienda de un tipo que dice vivir en Australia y afirma llamarse Esteban Gil Pato. Los avances se pueden publicitar para dar celos al personal. Y los foros donde se explican trucos surgen como las setas.

Zynga, empresa fundada en 2007 por Mark Pincus en San Francisco, cuenta con más de 750 empleados y facturó 100 millones de dólares el año pasado. FarmVille forma parte de su extenso catálogo de juegos, que incluye títulos como Café World, FishVille, Mafia Wars, YoVille, PetVille, Vampire Wars y Zynga Poker. Sus ingresos provienen de sus websites asociados, como Facebook y MySpace, a los que proporciona un tráfico importante de internautas, y de los pagos a través de tarjeta de crédito y PayPal de quienes desean adquirir créditos (en el caso de FarmVille, dinero virtual para comprar más bienes) o reponer la energía de los avatares.

«Sueño con la granja», confiesa Belén, 32 años, autónoma en paro (por tanto, con demasiado tiempo libre). «Me paso todo el día enganchada. Empecé en octubre alentada por un amigo con el que ya estaba picada en otros juegos. Ahora gestiono también la granja de mi novio y de mi hermana; se las fundé para tener vecinos, no pensaba trabajarlas... ¡pero no puedo verlas en barbecho! Así que planto melones (no se recolectan hasta 4 días después). ¿Cuánto tiempo seguiré con esto? Pues hasta que el cuerpo y la salud mental aguanten. Con mi novio tengo peloteras los fines de semana, porque le “abandono” durante horas para atender mis obligaciones como granjera pluriempleada. Un vecino me ha pedido que deje de jugar quince días para darle opción a alcanzarme. Me he negado, por supuesto».

María, ingeniera, invitada a participar en FarmVille por uno de sus hermanos —con los que libra una «batalla» personal—, le dedica un par de horas al día. «Me encanta tener mi granja mona», señala. «Pero uso Facebook sobre todo para estar en contacto con mis amigos, ya que vivimos en diferentes partes del mundo». Y Raquel, empresaria de 39 años, reconoce que le tienta comprar créditos para avanzar. «Por ahora me resisto. Me pico con mis vecinos, pero también soy espléndida en los regalos... y trabajo la finca de mi sobrina, ya que sus padres no le dejan».

Farmville es gratuito, pero los atajos cuestan dinero. Dinero real, por supuesto. Siembras con la calculadora en la mano: cada fruta, flor, hortaliza, tubérculo, cereal o legumbre tiene su tiempo de crecimiento. Cada semilla, su precio. Y cada producto, su margen de beneficio. Pero los impacientes tienen que tirar de Visa. Y si «contratan» a labradores, también hay que pagar: existen programas, como farmhelper.net, que le hacen a uno el trabajo.

Publicado hoy en ABC. Imagen: Emma's farm.
Gracias a mis vecin@s por su desinteresada colaboración.
Una ronda de "valentines" para tod@s.

09 febrero 2010

LA SERIE QUE LO CAMBIÓ TODO

"En pocas horas ocurrirá. Será la consagración de una trama o el derrumbe final de una ilusión" (el impagable Hernán Casciari, en su homenaje a Lost, que incluye un enlace a las 130 respuestas que exigimos a los guionistas. Ninguna otra serie me ha provocado la adicción que ésta, quizás porque, como decía Andrés Ibáñez recientemente en el suplemento cultural de ABC, "Perdidos" es la serie total que cambió la forma de contar historias en televisión. He pasado tantas horas viéndola como debatiendo sobre ella con familiares y amigos. Ahora sólo falta que las piezas de este rompecabezas que ha tocado todos los palos (el thriller, la aventura, el misterio, la ciencia ficción, el drama, la comedia, la fantasía) encajen, o al menos una cantidad razonable de ellas. Esta noche comienza la sexta y última temporada. Doble entrega, gran velada. Dentro de unas semanas, J. J. Abrams, Damon Lindelof y Carlton Cuse, los creadores de "Lost", verán cómo los fans les levantan un templo... o tendrán que huir a una isla perdida en el Pacífico.

Imágenes de la exposición inaugurada hoy en la Fnac (fotos: Pedro Menéndez y Ana Bolívar):







08 febrero 2010

EL VIAJE DE UN PADRE Y UN HIJO SIN NOMBRE

En el manual de instrucciones que el superviviente adulto, alerta y desconfiado, consciente del horror que le rodea, que arroja su anillo al cenicero del mundo para borrar esos flashbacks agridulces con el rostro de Charlize Theron, le cuenta cada día al superviviente niño, guardián de la inocencia y el fuego interior, hay una última norma que cumplir cuando todo lo demás ya no sirve: abrir la boca, introducir en ella la punta de la pistola y descerrajarse un tiro. Es quizás ese momento el que más me sobrecogió de un montón de momentos sobrecogedores de "The road" ("La carretera"), extraordinaria película que ha sido la gran olvidada en los Oscar (el asunto es más sangrante si se tiene en cuenta que este año han ampliado a diez el número de filmes nominados al premio gordo). El (hasta ahora para mí) desconocido director australiano John Hillcoat se ha basado en la novela de Cormac McCarthy, ganador del Pulitzer y autor también de "No es país para viejos", para mostrarnos el viaje postapocalíptico de un padre y un hijo sin nombre. No hay muchas explicaciones más allá de lo que se ve: un mundo calcinado, fotografiado por Javier Aguirresarobe, donde acechan los muertos de hambre que resuelven el problema sacando lo peor de sí mismos. Hay, en cambio, un canibalismo peor que el físico: aquel que devora la humanidad de Viggo Mortensen, que encuentra la réplica en la compasión de Kodi Smit-McPhee. El hijo es para el padre el último dios en esa carretera donde los demás dioses han desertado. El trabajo de Mortensen tiene tantos matices, de la dureza a la ternura, de la crueldad al miedo, que se quedará para siempre alojado en la memoria de los buenos aficionados al cine, a pesar de los no-premios. El final, dos días después de haber visto la película, aún me visita: no sé si quedarme con la desolación o la esperanza. Tal vez para resolver la duda haya que alejarse de la carretera.

02 febrero 2010

PE INTENTA SEDUCIR (DE NUEVO) A TÍO OSCAR


Tercera nominación en cuatro años. Testigos me dicen que Pe es lo más potable de ese mediocre musical llamado "Nine". Lejos queda aún Meryl Streep, que cosecha su decimosexta nominación (con "Julie & Julia"), ampliando su récord. Le siguen a distancia Katharine Hepburn y Jack Nicholson, empatados a 12.

MAGIA CON PRECISIÓN

"No hay narración, por admirable que sea, que se sostenga sin las vértebras de una investigación cuidadosa y certera, así como tampoco hay investigación válida, por más asombrosa que parezca, si se pierde en los laberintos de un lenguaje insuficiente o si no sabe cómo retener a quienes leen, la oyen o la ven. Solos, una y otra son sustancias de hielo. Para que haya combustión, necesitan ir aferrados de la mano" (Tomás Eloy Martínez)