30 octubre 2005

JETAS, S. A.

Están entre nosotros. Trabajan para el mismo patrón, pero actúan como sociedades anónimas. Hacen de su capa un sayo y no hay quien los meta en cintura. Peor aún: los jefes les justifican, no sé si porque les temen, porque pasan de tener problemas, porque ellos participan del mismo tinglado o por todo al mismo tiempo. Hay una frase, que alude al inmerecido prestigio del que gozan ciertos individuos, que me causa sonrojo: "Qué dices, hombre, si Fulanito rinde al máximo, tú no te pondrías en su lugar". Lo que no haría él es ponerse en el mío. Esos tipos cavan exclusivamente su huertecito; se aprovechan de la tribuna que les proporciona la empresa que les paga para sus negocios paralelos; se pasean por la oficina sentando cátedra o se hacen los "tontos invisibles"; se escapan a las primeras de cambio con la excusa más peregrina (o sin ella); van de bolos por ahí (algunos son auténticas "cajas registradoras"); los hay simpáticos, con la sangre avinagrada o autistas, y sacan la pancarta cuando les pides que arrimen el hombro. Un día, en una conversación de lavabo, le comenté a uno de esta especie lo cansado que estaba, pues llevaba doce días seguidos de marrón en marrón. "Qué me vas a contar", exclamó, mientras se la escurría frente a la letrina, "yo he tenido que doblar porque Menganito está de vacaciones". Estuve a punto de decirle que, a su ritmo, yo podría estar currando hasta el día en que las ranas críen pelo, pero me callé por vergüenza ajena. Lo trágico es que la cosa no tiene solución. Si a alguien se le ocurre alguna, por favor, que me escriba. Adoro las utopías.

26 octubre 2005

APOCALIPSIS AVIAR

¡Maldita sea, este año no voy a poder ir a Doñana a ver patos! Resulta que un ornitólogo ha avistado un macho de barnacla carinegra procedente de la tundra siberiana chapoteando en las marismas del Guadalquivir y, lo que es peor, cohabitando con una hembra de porrón moñudo. La pareja tenía el pico sospechosamente lleno de mocos. ¡Qué pesadilla! Esto es como "Los pájaros" de Hitchcock. Me veo perseguido por ánades, fochas, gansos y flamencos estornudando sus miasmas en mi nuca. ¿Habrá viales para todos? ¿Sobreviviremos? ¿Será preciso emigrar a Marte? ¿Es creíble todo esto, o alguien -por ejemplo, los laboratorios farmacéuticos- está montando el pollo con los pollos? En fin, hay 60 humanos muertos en Asia desde 2003, además de un loro en el Reino Unido (que no es Isabel II) por culpa de esta gripe. Bromas aparte, me gustaría que alguien que no fuera la ministra Salgado me explicara de verdad qué coño pasa. Mientras espero, recuerdo un apocalipsis real: 4.741 personas perdieron la vida en 2004 en las carreteras y vías urbanas españolas como consecuencia de los accidentes de tráfico.

19 octubre 2005

PERIODISMO DE BAJURA

Empezamos con los atlas de carreteras y manuales de jardinería; seguimos con enciclopedias, DVD, cristalerías, cruasanes y edredones, y acabaremos ofreciendo cartillas para servicios sexuales. Da igual. Si un lector medianamente serio y aficionado al tenis abre hoy el ABC y busca, por ejemplo, la información sobre el Masters Series de Madrid, se encontrará en las páginas de deportes un artículo firmado por Rosa Belmonte que, bajo el título "Estaba la pastora, lará, lará, larito", habla de la aparición estelar de Ana Obregón en el Madrid Arena; entonces le entrarán ganas de gritar "¡socorro!" y de no volver a comprar el periódico ni aunque le ofrezcan como anzuelo una vajilla de la dinastía Ming a un euro la pieza. La Belmonte le hará gracia a mucha gente, no lo dudo. Hace muy bien su trabajo y tiene buena pluma. Hay quien opina que la crónica frívola es imprescindible en un diario. OK. Mis respetos, que no mi admiración. Ésa queda para románticos de este tinglado, como Luis de Vega o Pablo Muñoz, que se están comiendo a pie de obra el marrón de los inmigrantes subsaharianos. Pero la bobada de la Obregón en las páginas de deportes no es de recibo. La Belmonte no tiene la culpa, claro. Lo que pasa es que hemos perdido el norte con los coleccionables y con las chorradas, le hemos perdido el respeto al lector. Le damos promos y primas en lugar de buenas historias. Los estrategas del márketing y los seudoescritores nos están arrinconando. Así nos va. Y parece que el asunto no tiene remedio. Cierto, compañeros de fatigas: como decía Hemingway, hay que dejar el periodismo a tiempo.

14 octubre 2005

GÁRATE

Me hice del Atleti en buena hora, a la edad en que se forjan nuestros héroes, cuando el fútbol era más deporte que negocio de venta de camisetas, ganábamos ligas de vez en cuando y, por encima de todo, jugaba Gárate, extraordinario delantero y un caballero dentro y fuera del campo. Que nadie me malinterprete: no es que hoy sea mala hora para hacerse del Atleti, es que lo es para aficionarse a ese fútbol de niños ricos y mimados que, por mucho que intente convencerme un amigo madridista, están muy lejos de cumplir con las expectativas que generan y de merecer los dineros que les pagan. Gárate forma parte de aquel equipo que plantó cara en la final de la Copa de Europa de 1974 al mejor Bayern de Múnich de la historia, donde jugaban Maier, Beckenbauer, Breitner, Hoeness y Muller. Yo tenía casi 10 años y sabía recitar de memoria la alineación del Atleti en aquel partido en blanco y negro que se jugó en el estadio de Heysel, en Bruselas, el día de San Isidro. Reina, Melo, Heredia, Eusebio, Capón, Adelardo, Luis, Irureta, Ufarte, Gárate y Salcedo. Aún recuerdo el maravilloso golpe franco que lanzó Luis en la prórroga: levantó los brazos antes de que el balón se clavara en la escuadra derecha de Maier. Y, por supuesto, el pelotazo desesperado de Swarzenbeck desde tropecientos metros, que empató el encuentro cuando agonizaba y me despertó bruscamente del sueño. Luego, en el partido de desempate, el Bayern nos despachó sin problemas (4-0) y empezó la "leyenda negra" del Atleti, la gilipollez ésa del "Pupas", algo que no he comprendido nunca, pues creo que la grandeza también se construye sobre los cimientos de algunas derrotas. Hoy he conocido personalmente a Gárate, que estaba de visita en el periódico, y me ha firmado una camiseta 31 años después del partido de su vida y de la mía, aunque no lo ganáramos. Los usos y costumbres han cambiado mucho en este tiempo. Gárate se sorprende, por ejemplo, de que Fernando Torres tenga su propio jefe de prensa. A lo largo de mi carrera he entrevistado a algunos deportistas perdonavidas que no podían disimular su desprecio por mi trabajo. Modelos publicitarios, carne de papel couché, galácticos multimillonarios, chulos de discoteca. Gárate sólo era un gran futbolista. Ni más ni menos. Se deshizo en agradecimientos porque me acordara de él, porque le pidiera esa dedicatoria ("para un atlético con el corazón a rayas"), cuando el agradecido tenía que ser yo por devolverme, durante un instante, a la patria de mi infancia, cuando él era mi héroe.

11 octubre 2005

EL MUNDO DUELE

Pueblos guatemaltecos sepultados por el lodo, una generación de pakistaníes enterrada bajo los escombros, miles de subsaharianos pisoteados por el hambre y la indignidad. Medio mundo está muerto, y el otro medio calla como un muerto. O si habla es para soltar discursitos de catálogo. Para contar lo que hay que hacer, pero no se hace, y dudo que se haga alguna vez. ¡Qué cruel es regresar al sur de un sueño con las manos heridas y esposadas! Mi mayor problema hoy es que llegaré tarde a casa, como casi siempre, por culpa del trabajo. Me quejo porque acabo a las tantas después de escribir o editar textos sobre gente que no tiene donde caerse muerta. Y soy un jodido privilegiado por haber nacido a este lado de la valla. El mundo duele, sí. Pero más a ellos.

10 octubre 2005

EL GATO Y EL POLLINO (y II)

Josep Maria, mi anfitrión en la casa rural suspendida en la montaña leridana, me contó una divertida historia del Pallars Sobirà, donde, como ocurre en todas partes, hay piques entre pueblos vecinos, lo que demuestra que la gente tiene su patria en un puñado de hectáreas, o a veces en sus zapatos, y que eso del nacionalismo es un negocio de unos cuantos para seguir viviendo del contribuyente. Resulta que a un vecino de Esterri d'Aneu se le murió el burro. Llegó a sus oídos que los mejores "pollins" catalanes se criaban en el valle de Cardós, concretamente en Lleret, así que cogió la mochila y el bastón y allá que se fue, monte arriba, monte abajo, y llegando a su destino se encontró con uno del pueblo y le preguntó: "¿Dónde puedo comprar un buen burro?". "Aquí tenemos los pollins más exclusivos", le contestó, y le tendió una calabaza asegurándole que eso era "un huevo de pollin". "Llévelo con cuidado, y cuando llegue a casa le pide a su mujer que lo empolle durante unas semanas". El de Esterri, después de aflojar un pastón -aunque las prestaciones del futuro pollin, sin duda, le compensarían, pues sería un burro galáctico-, cogió el camino de vuelta con el "huevo" a cuestas. Pero bajando hacia el valle, tropezó con la raíz de un árbol y se le cayó la calabaza, que rodó y rodó hasta chocar con una roca, rompiéndose en mil pedazos. En esto, una liebre que estaba escondida detrás de la piedra echó a correr como alma que lleva el diablo. Al verla, nuestro hombre exclamó: "¡Joder, sí que son espabilados estos pollins!".
Pues mira, Josep Maria, que me parece que Carod piensa que yo soy como el de Esterri, y me quiere vender un Estatut-calabaza como si fuera un pollin con denominación de origen, y por ahí sí que no paso. Seré un cavernícola, pero no soy gilipollas. Así que regreso a mi cueva a terminar el grafito anti-Estatut, porque -lo mire como lo mire, me cuenten lo que me cuenten- Cataluña es España. Qué le vamos a hacer.

07 octubre 2005

EL GATO Y EL POLLINO (I)

Saludos desde la caverna. Voy a acabar un grafito rupestre contra el Estatut y me acerco al Manzanares a cazar un mamut. Con suerte, igual me encuentro por allí a Mas, Duran, Benach, Maragall y Carod-Rovira, de visita por estos pagos, y me catequizan, me rescatan de mis miserias y errores de cavernícola castellano. Aparte de por su inteligencia, estos personajes destacan, como algunos de sus paisanos, por hacer tunning en los vehículos con burros catalanes y con gatos (por CAT de cataluña y de gato en inglés, qué original, ¿verdad?) como respuesta a los españolistas que ponen la pegatina del toro, una horterada sea dicho de paso. ¿Sabrán estos tipos que a los madrileños nos llaman gatos? Lo siento, pero es así desde el siglo XI, cuando las tropas de Alfonso VI tomaron Magerit a los moros. En pleno asalto, un soldado trepó ágilmente por la muralla, hincando la daga en las juntas de la piedra, y puso la bandera cristiana en lo alto de un torreón. Sus compañeros, pasmados por tamaña habilidad, exclamaron que parecía un gato. Y así se nos quedó el mote. En "La Gatomaquia", publicada en 1634, Lope de Vega describió la gracia de los gatos de Madrid en un tiempo en que "apenas hubo teja o chimenea sin gato enamorado". Me molan esas pegatinas de gatos, quiero una, Carod, porque soy hijo de Madrid, soy gato enamorado de la luna. Voy a decirle a Gallardón que os robe la idea. Vosotros quedáos con el simpático pollino. De buen rollo, ¿eh?, que no soy catalanofóbico. Lo demuestro: mi equipo es el Atleti, así que tenemos un enemigo común. Y durante mis últimas vacaciones fui feliz en un pueblecito del valle de Cardós, en el Pallars Sobirà, donde me trataron de lujo. Y como prueba de buena voluntad dejo el grafito sin acabar, me voy al río a ver si me convencen los catequistas. Ya os contaré.

05 octubre 2005

MISTER BEAN EL DIABÓLICO

La sospecha ha ido creciendo hasta convertirse en una evidencia del tamaño de la Vía Láctea: nos gobierna un idiota. Con la que está cayendo (Estatut catalán, asaltos de subsaharianos a nuestra frontera sur, por no hablar de culebrones en "standby", como la "pacificación" del País Vasco), las últimas fotos que he visto del personaje son: 1. Posando con cara de póker con el primer ministro marroquí, Driss Yetú, en la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos (por cierto, el gesto del tal Yetú es de descojono después de que Zetapé no tuviera huevos de defender a preguntas de la prensa la españolidad de Ceuta y Melilla), y 2. Boquiabierto ante un plato de pulpo a feira en su visita de estos días a la Galicia recientemente conquistada para su causa. Desde Fernando VII no nos había gobernado un bobo de tal calibre, aunque aquel nos vendió a Napoleón y Zetapé a Carod-Rovira. Sin embargo, lo más desasosegante es el lado oscuro de este Mister Bean, la cara B, que la imagino como la cara de Chucky, el muñeco diabólico. Cejas para ello hay. Al sobrino de una compañera le da pánico cuando lo ve en televisión, para disgusto del abuelo, que es progre de toda la vida. Como lo oyen. Es que no hay nada peor que un idiota malvado, de esos que les da por pensar. De ésta no nos saca ni el Rey, ni Benedicto ni la Virgen de Cortes, por mucho que le rece Bono.