31 mayo 2009

ALIEN, 30 AÑOS

El tráiler era fantástico. Agobiante y claustrofóbico. No sabía exactamente de qué coño iba la película, qué era ese dichoso huevo, pero después de ver a esa tipa corriendo aterrorizada por un pasillo entre vapores y luces parpadeantes tuve claro que tenía que embarcarme en esa nave como fuera. Cuando la estrenaron fui al cine Carlton, situado en el número 95 de la madrileña calle de Ayala. Hoy ya no existe. El individuo que picaba la entrada en la puerta me paró en seco porque no había cumplido los 16 años requeridos. Hoy parece surrealista, pero esas cosas pasaban entonces. Aquel portero forma parte de mi catálogo histórico de cabronazos. Unos meses después pude desquitarme en el cine Canciller, el mítico Canci de la calle Alcalde Lopez Casero, en el barrio de la Concepción, mi barrio de chico. Hoy esa sala (que en sus últimos estertores mutó en minicines) tampoco existe. La peli me deslumbró. Terror gótico en el espacio, con un monstruo sugerido en la pantalla y espantosamente real en mi imaginación. El Nostromo con sus pináculos de catedral avanzando lentamente en mitad de la nada. Los diseños biomecánicos de H. R. Giger. La música de Jerry Goldsmith. Kane al despertar tras liberarse del facehugger ("Recuerdo como una horrible pesadilla de asfixia"). La parrafada de Ash ("Aún no habéis comprendido a lo que os enfrentáis. Un organismo perfecto. Su perfección estructural sólo es igualada por su hostilidad. Admiro su pureza. Es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos, ni las fantasías de moralidad. No tenéis ninguna posibilidad, pero... contáis con mi simpatía"). Sigourney Weaver quitándose la ropa con el alien de voyeur. La atmósfera única creada por Ridley Scott en una época en que le dio por firmar obras maestras, como "Blade Runner" ("Mejor húmedo que seco, mejor oscuro que luminoso, mejor cerca que lejos", que diría Oti)... Desde entonces me acompañan el viejo Ridley, la teniente Ripley... y, naturalmente, el octavo pasajero.

Datos y curiosidades de la peli.

El tráiler:

25 mayo 2009

LAS TRINCHERAS

Hace unos días mi compañero de redacción y de facultad Antonio Astorga publicaba en la contra de ABC una entrevista a Antonio Garrido, maestro de periodistas. Un tipo cabal, trabajador y amable al que recordamos con cariño y que nos visita de vez en cuando, sobre todo en las semanas previas a Navidad para vendernos lotería. Guardo entre mis incunables una "edición especial" que se hizo como homenaje al gran Garri, murciano universal, cuando cumplió medio siglo en el periódico, un récord que quedará para los restos porque nadie va a durar tanto, ni aquí ni en ningún sitio. Recordaba Astorga en el primer párrafo una anécdota esencial para conocer al personaje: "Entraba en su casa, la Redacción de ABC (ingresó un 13 de julio de 1944) deseando «paz, paz, paz...» (algún becario mediopensionista preguntaba: «¿Por qué pide pan este señor?»)". Eran otros tiempos.
La de periodista no es la profesión más solidaria del mundo, pero aquí se hacía piña cuando pintaban bastos y nunca se miraba el reloj. Amistades, matrimonios, rollos pasajeros (o duraderos)... La endogamia era una fortaleza. Eso se acabó. No hay paz. La principal herencia del ERE, cuya negociación apura sus últimos días (o eso parece), es la fractura de este grupo humano, hasta el punto de que relaciones de buena vecindad y viejas hermandades se han hecho añicos. La cizaña campa a sus anchas en las trincheras. Llegados a este punto tengo que añadir que ni yo ni los compañeros con los que me relaciono más estrechamente hemos retirado la palabra a nadie, por muy alejadas que estén nuestras posturas ante la crisis. Quien diga lo contrario, miente. Deploro los insultos y las descalificaciones de los días de la huelga, pero tengo que añadir que ninguna "ofensa" es comparable al dolor de los amenazados por el despido. Y ahora que los menciono: la dignidad de quienes habitan la lista negra, que a pesar de llevar casi dos meses en el corredor de la muerte han seguido cumpliendo con su labor, es lo único recuperable entre los restos del naufragio.

20 mayo 2009

EDURNE REGRESA DEL KANGCHENJUNGA



Edurne Pasabán no pisó la cumbre del Kangchenjunga (8.586m.); se quedó a un metro, respetando la tradición, pues se trata de una montaña sagrada. Pero la osadía de vencer al tercer pico más alto del planeta tiene un precio, como puede verse en el vídeo. Edurne lleva doce muescas en su piolet y ha cobrado ventaja sobre sus dos rivales, la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner y la italiana Nives Meroi, en la carrera por ser la primera mujer en conseguir los 14 ochomiles.

19 mayo 2009

POBRES HIJOS NUESTROS

Me llama una tipa con intereses turísticos en Argentina para darme las gracias por el reportaje sobre la Antártida que publiqué en enero. "Además, salió en muchos periódicos del grupo", añade satisfecha. No tenía la confirmación de esto último, pero lo sospechaba: nuestras informaciones se suelen distribuir a las demás cabeceras de Vocento. El hecho en sí me desasosiega. Y me consta que muchos compañeros sienten lo mismo. No tanto porque no trabajamos para esos diarios (la decisión se tomó por el artículo 33... y a tragar), sino por la suerte que corren los textos, hijos descarriados como he tenido ocasión de comprobar más de una vez. Porque, en efecto, para un juntaletras los reportajes son como hijos.

-¿Ah, sí? -pregunté a mi interlocutora-. ¿Podrías enviarme los pdf?

Craso error.

Abro un archivo. Una página de "El Correo". La primera, en la frente: mi reportaje lo firma Gonzalo Cruz, el fotógrafo que me acompañó. Bien por el jodido editor. Además, han cambiado el título: "Santo Dios, es un lugar espantoso". Frase del diario de Robert Scott, que palmó en 1912 cuando regresaba del Polo Sur. Me entran ganas de llorar. La descripción de un viaje a la Antártida aparece bajo la exclamación desesperada de un explorador muerto hace un siglo. El desaguisado se repite en páginas de "El Norte de Castilla", "Hoy", "La Verdad", "Ideal"... "Diario Vasco" propone titular propio, "El frío más indómito", y la firma también es de Gonzalo. Sólo "El Diario Montañés" respeta el título, subtítulo... y al autor. Prefiero no bucear más en las diferentes versiones para no encontrarme más sorpresas que, sin duda, habrá. Y pienso que no merece la pena ni protestar. Tal vez sea verdad que el valor de los contenidos tiende a cero.

Foto: Gonzalo Cruz.
Si alguien está interesado por el reportaje original, puede pinchar aquí.

14 mayo 2009

EL ESTADO DE LA NACIÓN

La Trini y la Bibi anuncian que las niñas podrán tomar la píldora del día después sin receta médica ni permiso paterno. Zapatero llega al Congreso con la billetera de los demás (sobre todo de las clases medias) a repartir dádivas; ni una palabra sobre cómo rescatar a los cuatro millones de parados ni al millón extra que está al caer. Rajoy, tan aficionado al ciclismo, no se entera de la jugada, ni siquiera cuando el presidente compara la financiación autonómica con la subida al Tourmalet. Los aficionados radicales del Barça y el Athletic pitan el himno nacional y abuchean a los Reyes en la final de Copa. TVE ofrece la movida en diferido y con el sonido editado, lo que le cuesta el puesto al director de deportes. Los partidos políticos quitan hierro al asunto: los broncas son unos pocos, aquí no pasa nada. La Bibi y la Vice presentan un nuevo plan: aborto libre y gratuito hasta la semana 14; las niñas podrán abortar sin consentimiento paterno...

"Cada pueblo, cada puente, cada cruce me ha enseñado que con hoy es suficiente y mañana es demasiado" (Antonio Vega, "Estaciones").

12 mayo 2009

HASTA SIEMPRE, ANTONIO

"¡Esos chicos!", exclamaba Antonio Vega señalando al público, su público, tras salir al escenario de algún pequeño tugurio de Madrid.
Y después tocaba parte de la banda sonora de nuestras vidas: "Alta tensión", "Atrás", "Luz de cruce", "Una décima de segundo", "Cada uno su razón", "Desordenada habitación", "El sitio de mi recreo", "Lucha de gigantes", "Esperando nada", "Se dejaba llevar por ti"... y, claro, "Chica de ayer", el himno de los que enterramos la infancia y nacimos para la vida febril en 1980. Aquel año eran The Police y los Nacha (y muchos más, pero sobre todo ellos). Aunque mi álbum favorito de Antonio Vega, Nacho García Vega, Carlos Brooking y Ñete no llegaría hasta 1984: "Una décima de segundo", en realidad un mini elepé que machaqué literalmente en mi viejo tocadiscos. Contenía un tema cuyo título, "Magia y precisión", siempre me ha parecido un buen lema para ir tirando por el mundo. La última vez que vi a los dos primos juntos fue en el otoño de 2007, en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, en un concierto del Tour 80·08 Reiniciando. En la cola alguien bromeó: "Está prohibida la entrada a los menores de 40 tacos". Antonio saludó desde el escenario: "Buenas noches, Madrid... Nuestra casa". Tocaba la guitarra y cantaba encorvado y con el rostro semioculto por una larga melena, en contraste con el ánimo torrencial de Nacho. Pero siempre fue así: melancólico uno, hedonista el otro, las dos caras de la mejor banda de pop español de la historia. Parecía que la voz se le quebraba en la despedida, al entonar "Chica de ayer", pero el personal la coreó como el que sostiene en pie a un héroe agotado tras una dura batalla. Mucho se ha escrito y se le ha recordado en su muerte -me gustaba más la leyenda urbana que la evidencia-, usando las letras de sus canciones como clave de bóveda para explicar quién fue y por qué se ha ido, o su adicción a las drogas para desmitificar los años de la movida ("Madrid era una juerga... pero yo fui listo y escapé", viene a decir un columnista de los que opinan de todo), aunque algún medio ni siquiera ha dado la noticia en portada. En fin. Por mi parte sólo puedo juzgarlo por sus canciones (que ya no pincho, sino que escucho en el iPod), recordarle y darle las gracias por regalarnos tanta magia con precisión.

10 mayo 2009

EL MIEDO

En un zapeo veo a Iñaki haciendo de reportero por las calles del País Vasco y casi me caigo del sofá. ¡Iñaki no está soltando homilías para intoxicar al personal ni animando a Zapatero a crispar para ganar las elecciones! Micrófono en mano, Gabilondo pregunta a sus paisanos sobre qué les parece el lendakari López y la nueva etapa que se abre en las Vascongadas. Mucha gente pasa de largo. ¡Coño, que es Iñaki! Pero nada, "yo no hablo de política". Unas adolescentes se temen el retroceso del euskera en la Universidad. Un tipo se queja de que se van a devolver competencias a Madrid. Otro con la boina calada cree que lo de López va a durar dos telediarios. Uno más asegura que el partido está amañado porque ha habido gente que no ha podido votar (ahí el periodista tenía que haber matizado: quiere usted decir que ETA no se ha presentado a las elecciones, ¿verdad?). Según avanza el reportaje descubro que los cerros de Úbeda están en el Goyerri. La hostia, tú. Pocos muestran una pizca de esperanza por el cambio. El último entrevistado está tenso: "¿Pero qué queréis, buscarme la ruina? ¡Que yo trabajo en la calle, a la vista de todos!". Firmado en la Unión Europea, en el Occidente civilizado, en el siglo XXI. Euskadi, ven y cuéntalo.

APATRULLANDO EL ÍNDICO

"Habría dado mi colección completa de primeras ediciones en gabacho de Corto Maltés –blanco y negro, editorial Casterman– porque, en el momento mismo de la foto, una docena de piratas somalíes hubiesen decidido sumarse por su cuenta al homenaje. Me tiembla el dedo de placer, dándole a la tecla, al imaginar a una docena de Isas y Mojamés abordando la Numancia con su cayuco mientras todo el mundo estaba pendiente del fotógrafo. Hola, buenas. Aquí mi cuñado, aquí mi primo. El del lanzagranadas es mi suegro. De momento nos van a pagar ustedes veinte kilos en billetes nuevos. Si no es molestia. Y díganle a la rubia de las gafas y los piños que deje de hablar por el móvil pidiendo auxilio y se siente, coño".

La Armada contra los piratas. Me han resbalado lagrimones por las mejillas leyendo hoy a Arturo Pérez-Reverte en el XL Semanal. Desternillante. El artículo completo, aquí.

05 mayo 2009

EL CRÍTICO

Éramos tan jóvenes que ABC estaba en Serrano. No había deuvedés ni descargas de internet. Iban a reestrenar en los cines "Alien", de Ridley Scott, mi película favorita de todos los tiempos, y tuve un atrevimiento. Me planté delante de él y le dije: "Toma, he escrito esta crítica. A lo mejor podrías publicarla". Mi interlocutor me examinó de arriba abajo con esa mirada miope tan peculiar. Ni siquiera se descojonó, y eso que estaba en todo su derecho. "Pero es que en ABC ya tenemos un crítico de cine", dijo. Cierto. Pedro Crespo en aquellos días. "Vale", le contesté. "Pero al menos échale un ojo". Mi intención, en realidad, no era empezar una carrera como crítico cinematográfico, aunque años después comentara en corrillos de pasillo que esa tarea y la de "experto en pymes" te blinda contra casi todo en esta profesión (qué equivocado estaba). No. Simplemente quería colocar un texto sobre una de esas cosas que metes en tu equipaje y te acompaña durante toda la vida. El caso es que el tipo bajito de pelo ingobernable no olvidó el asunto. Así que en 1991, ya en Juan Ignacio Luca de Tena, le propuso a Joaquín Vila, a la sazón subdirector de Información, que fuera un servidor a Huelva a hacer un reportaje sobre el rodaje de "1492: La conquista del paraíso", de Ridley Scott, por supuesto (la regalamos el próximo domingo, así que... ¡no dejéis de comprar ABC!). La reacción de Vila fue preguntar: "¿Pero qué coño sabe Barroso de cine...?".

Creo que he leído cientos de críticas de Oti Rodríguez Marchante, además de un libro ("Dos para la tres"), aunque nunca le he considerado un crítico al uso. Los críticos se suelen situar por encima del bien y del mal; ensalzan, bostezan o se ensañan, sobre todo esto último, pero Oti estaría dispuesto a arrojar un flotador a "Los albóndigas en remojo", aunque, eso sí, untado de fina ironía ("Salí de ver "Lobezno" más o menos como entré", escribe en una de sus últimas entradas en el blog "Una de piratas". "Espero no molestar a ningún mutante, superhéroe ni villano si incluyo este título entre mis cinco mil mejores películas"). Me parece más bien un gourmet del cine, y por eso forma parte del club de entrañables frikis que se reúnen con Garci en la tele a las tantas de la noche para hablar de planos que sólo ven ellos... pero, coño, están ahí. Para mí ha sido un oráculo. Igual que el inolvidable Ángel Fernández-Santos, de El País, pero éste justo por lo contrario: peli que destripaba, peli que no me perdía. Recuerdo cuando Fernández-Santos se llevó un berrinche inenarrable cuando "El Señor de los Anillos. El Retorno del Rey" ganó once Oscar. "A los amigos hay que quererlos por sus virtudes y por sus defectos", me dijo entonces Oti de su colega. No sé si la frase era suya o prestada, pero es tan buena que la he adoptado. Sí me consta que tiene el copyright sobre éstas: "Al cine o se va solo, o se va acompañado, y no hay más maneras de ir". "Donde mejor se sueña es en el cine y donde mejor puede irse uno a soñar es al cine. Lo de dormir ya es otra cosa, y hay otros sitios". "Y esa es la idea: reunir el espíritu, la compañía, el momento y la película que han de convertir ese rito cotidiano de ir al cine en algo más digno, a la altura del suceso, que es al fin y al cabo un arte, aunque séptimo".

A Oti le han metido en la lista negra ("Quienes podían han decidido que un tipo como yo se estaba mereciendo un portazo en las narices") y estos días me acuerdo de tantas letras recorridas y tantos sueños en una sala oscura. Por no hablar de las parrafadas sobre el viejo Ridley. Ojalá alguien haga algo. Ojalá pudiera hacerlo yo... aunque fuera a costa de reconocer que aquella crítica de "Alien" era impublicable.

03 mayo 2009

DJOKOVIC QUIERE SER COMO RAFA



...y después de una retransmisión penosa en la que los dos comentaristas no han parado de hablar mientras se disputaban puntos decisivos (así nos hemos enterado, por ejemplo, que el juez de silla vive en Málaga) TVE corta justo en el momento en que Djokovic, tras la entrega de trofeos, imita a Nadal. Menos mal que tenemos YouTube.