20 febrero 2006

EL ABUELO DE ZAPATERO Y EL FACTOR MORAL

El pasado viernes, en la recepción en Moncloa para lavar su mala conciencia con las víctimas del terrorismo, Zapatero comparó el atentado que le costó las dos piernas y algo más a Irene Villa con el fusilamiento de su abuelo en la Guerra Civil. En fin, me solidarizo con el dolor del presidente y con el de tantas personas de ambos bandos que perdieron a seres queridos en aquel conflicto, pero no es lo mismo, Zetapé, no es lo mismo. Al margen de consideraciones que entendería mi hija de cuatro años, hay una pregunta de Irene Villa sin contestar: “¿Por qué nos ha pasado esto?”, a la que yo añadiría otra, señor presidente, con la vista puesta en la negociación fantasma que se trae entre manos: “¿Para qué ha pasado esto?”. Mal fin de semana para los planes de Zapatero, que en el fondo son los planes -nos guste o no- de todos los españoles, al margen de nuestros hobbies o sitios de recreo. La no tregua de ETA y las manifestaciones independentistas en Cataluña y el País Vasco le han dejado, como ha dicho la prensa francesa este fin de semana, con el culo al aire. Los socios del Ejecutivo no creen que el Estatuto de Cataluña sea para siempre (en realidad, no creen que sea ni para hoy mismo), y el camino “largo y difícil” -según reconoció el propio presidente en su entrevista a ABC- de la pacificación / normalización ya no parece el inicio del principio del fin. No me alegro de estos reveses, en contra de la opinión de algunos; no me hace ninguna gracia que ETA y los independentistas chantajeen o se burlen del jefe del Gobierno de mi país. No me gusta la bronca tabernaria en que están instalados el PP y el PSOE desde el 11-M. Quiero que Zapatero tome en consideración la opinión de una inmensa mayoría de españoles, incluyendo sus votantes, que rechazan este Estatut “limpio como una patena”; quiero que lea la carta abierta de Rosa Díez: “Durante treinta años de nuestra vida, ante cada muerto, ante cada viuda, ante cada madre, nos hemos prometido memoria, dignidad y justicia. No vamos a permitir, sin hacer oír nuestra voz, que se construya un escenario en el que nuestros propios compañeros traicionen lo más sagrado. No nos han matado para esto. No nos han perseguido para esto”. Quiero, en fin, que el presidente explore las posibilidades que haya para acabar para siempre con el terrorismo, pero no a cualquier precio, y desde luego no arrastrando por el lodo el factor moral.

21-02-2006. Consuelo Ordóñez, hermana de Gregorio, uno de los más grandes defensores de la libertad en el País Vasco, asesinado por ETA, en una carta publicada hoy en ABC: "A mi abuelo, señor presidente, lo mataron «los rojos», y no en la guerra. (...). En esa época «los rojos» de la zona acostumbraban a sacar de sus casas a personas inocentes y a fusilarlas en las cunetas (...). Con lo cual yo, señor presidente, tampoco he podido conocer a mi abuelo, y también mi abuela se quedó en una precaria situación con tres niñas pequeñas, siendo una de ellas mi madre. Mi abuela después de la guerra deambuló cada vez que la avisaban de que abrían una fosa común, hasta que al fin logró encontrar a mi abuelo (...). Sólo que a diferencia de la suya, mi madre no sólo perdió a su padre, sino que también perdió a su hijo".

Mentar a los abuelos tiene estos riesgos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dureza de corazon de Zapatero hacia la madre de Irene Villa