22 febrero 2006
DE REPENTE, PATRIOTAS DE LA LUZ
Sé poco de economía. Mis cuentas domésticas, y para de contar. Personalmente me da igual quién me suministre la luz, siempre que cada vez que pulse el interruptor se encienda la bombilla a un precio razonable. He asistido estupefacto a los chanchullos del Gobierno para que triunfara la opa de Gas Natural a Endesa. Ahora ha irrumpido una empresa alemana, E.ON, que ofrece más pasta que Gas Natural -un 30 por ciento-, y en efectivo (la gasista, en cambio, pagaría la mayor parte de la operación vendiendo los activos de la eléctrica, un enjuague incomprensible para un ignorante como yo: es como si le compro una casa a alguien y se la pago con la venta de sus propios muebles y ladrillos). La oferta de E.ON ha retratado a los políticos de todo pelaje y condición, y ha supuesto un grave contratiempo para Zapatero, que en una semana se ha hecho adicto al prozac. Pero lo que más me ha sorprendido es la gripe españolista que ha contagiado a todos (¿nuestra luz en manos alemanas?, ¡ni hablar!), en especial a los que el pasado fin de semana se manifestaron en Barcelona bajo el lema “Som una nació” y vuelven ahora con el disco rayado de la catalanofobia.
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