“Tampoco perdono, soy víctima directa del terrorismo, me han destrozado las manos, estoy ciego del ojo izquierdo y tengo otras secuelas, pero intento superar la situación. Quiero un país en paz. No deseo una nueva generación de violentos, de gente escoltada, de empresarios amenazados. Me acuerdo de ETA cada mañana cuando me levanto, cuando me lavo, me visto, desayuno, pero no voy a autoflagelarme permanentemente” (Gorka Landaburu).
Organicé un debate entre Gorka Landaburu y Mikel Buesa la primavera pasada, en vísperas de la multitudinaria manifestación de la AVT en Madrid. Un partidario de “en mi nombre, sí” frente a un defensor de “en mi nombre, no”. Me costó mucho encontrar una víctima del terrorismo que quisiera dar la réplica a Mikel Buesa, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid y presidente del Foro de Ermua, hermano de Fernando, portavoz del PSE en el Parlamento vasco, asesinado por ETA en febrero de 2000 con un coche bomba. Algunas con las que contacté me confesaron que eso era “misión imposible”. Entre los nombres que barajé estaba el de Eduardo Madina, diputado del PSOE. ETA le mutiló las piernas con una bomba lapa colocada en su vehículo cuando era dirigente de las Juventudes Socialistas del País Vasco. No quiso ni ponerse al teléfono. Luego me alegré, porque tengo la sospecha de que no le hubiera aguantado ni un asalto a Buesa. Y Landaburu resultó un formidable oponente que defendió sus argumentos con pasión y exquisito respeto. Periodista, resultó gravemente herido en mayo de 2001 al explotarle un paquete bomba que había llegado al buzón de su domicilio, en Zarauz. Escribí entonces que debe haber un paisaje en las pesadillas de Mikel que se parezca mucho al que ve en su propio interior Gorka. Pero proponen, sin embargo, caminos diferentes para escapar de él, para hundirlo en la sima más profunda de su memoria y para que las generaciones futuras no tengan que contemplarlo. Ayer Landaburu presentó en San Sebastián el manifiesto “En mi nombre, sí”. Le acompañaban otras víctimas, entre ellas el citado Madina. Gorka me parece un hombre cabal y me merece todo el respeto del mundo, pero como en este blog no modero ningún debate para ABC puedo expresar mi desacuerdo con él. Si creemos lo que dijo Zapatero a Rajoy en el Congreso, la autodeterminación está excluida. Entonces me temo, como Buesa, que el eje negociador sea paz por presos, es decir, la aplicación de medidas de gracia, un perdón estatal que sustituya el perdón individual de cada víctima. En cualquier caso, paz sin libertad no es nada. Enterrados y olvidados los muertos, el País Vasco acabaría siendo una dictadura nacionalista, eso sí, muy «pacífica».
23 febrero 2006
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1 comentario:
En mi nombre sí,que se arrepientan
del todo;que pidan perdón y que aguanten en la carcel hasta que queden más limpios que la "patena",como dijo un día ZP.Me imagino no sabe lo que es,como otros tantos.
Asistiré a la manifestación(Dios lo permita) Y ojalá llueva bien para que ablande todoslos corazones.
A.B.N.
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