01 febrero 2006

HOUSE

“Está pidiendo pista”.
Cuando escuché la frase de labios de mi mujer, enfermera, no podía dar crédito. Que un enfermo “pida pista”, en la jerga de su gremio, significa que está a punto de palmar. “¡Qué crueles sois!”, exclamé, sin saber si reír o llorar. Pero inmediatamente después pensé que la ironía es uno de los pocos salvavidas que existen para no ahogarse en la crueldad de la vida. En los hospitales saben mucho de esto. La expresión viene a hilo de una serie que acaba de estrenar Cuatro (que no diga Polanco que no hago aquí publicidad de su último juguete). Se llama “House”, está protagonizada por el actor británico Hugh Laurie (Globo de Oro al mejor actor de serie dramática) y narra los peculiares métodos que un médico, cojitranco y borde, utiliza con sus pacientes, a los que castiga (aparentemente) con el látigo de su indiferencia. Buenísima. El doctor House es una especie de Sherlock Holmes que investiga dolencias extrañas con la colaboración de un grupo de ayudantes, estresados por los virus asesinos y por su propio jefe. He aquí unos cortes extraídos de la serie:
1. Dr. House (a un paciente): "¡Está usted naranja, imbécil! Que usted no se dé cuenta, pase, pero si su mujer tampoco ve que ha cambiado de color es mala señal".
2. Dr. House: "El 30 por ciento de los padres no saben que están criando al hijo del otro".
Dr. Foreman: "He leído que la paternidad falsa no pasaba del 10 por ciento".
Dr. House: "Eso es la cifra de las madres".
3. Dr. House (a un paciente): "¿Preferiría un médico que le coja la mano mientras se muere o uno que le ignore mientras mejora? Aunque yo creo que lo peor sería uno que te ignore mientras te mueres".
4. Dr. House (a una paciente embarazada de su ex novio): "¿Su ex novio se parece a su marido? Pues tenga el niño, no se enterará. Pasa en las mejores familias, querida. ¿Por qué no en la suya?".
La paciente: "Tengo que hacer un regalo".
Dr. House: "A veces, el mejor regalo es la gratificación de no volver a verla".
La verdad es que le tengo bastante manía a los médicos, sobre todo por su deshumanización (sé que generalizo, pero también sé lo que digo); no obstante, si alguna vez me veo en serios apuros de salud me gustaría caer en las garras de un tipo brutalmente honesto como House.

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