26 junio 2006
ITALIA ETERNA
Los italianos siguen explotando sus virtudes, es decir, sus miserias. Con un jugador menos desde el minuto 50, exhibiendo su proverbial racanaría y esperando el favor de los dioses o el suicidio del rival, acaban de eliminar a la alegre muchachada australiana con un penalti inexistente en el minuto 94, un tropezón buscado con descaro que le bastó al árbitro, el español Medina Cantalejo, para cerrar el partido. En estos días de pasión y debate he llegado a la conclusión de que la gran diferencia entre los de siempre -Brasil, Alemania, Argentina, Italia- y los de nunca -España, Holanda, México, República Checa- es que aquellos están dispuestos a todo con tal de ganar. Cada uno en su estilo, es cierto, pero con ese plus de no sé qué (ambición, rabia, orgullo, picardía, suerte...) que les falta a los perdedores. Entran en trance, y ya te puedes dar por jodido. Estos depredadores se matan entre ellos, claro, porque sólo puede quedar uno. Y muy de vez en cuando cometen un error y dejan pasar a un “tapado” que, naturalmente, termina cayendo a manos de otro miembro del selecto club. Ese es el peligro que corre España mañana ante Francia, que no es Italia, pero desde luego no es nada ingenua. Por encima de jugar bien, necesitas ser un maldito hijo de puta para ganar un Mundial.
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