05 enero 2006

LOS REYES MAGOS EXISTEN

Una tía mía regresó de un viaje a Estados Unidos y les trajo regalos a mis hijas, sus resobrinas. “Tomad, estos son mis Reyes para vosotras”. Mi hija mayor, siete años, se quedó boquiabierta. Es 4 de enero, así que... ¿cómo se come esto? Después miró a mi mujer –que se subía por las paredes-, a la abuela... “Es que los Reyes se adelantan allí”, añadió apresuradamente mi tía, intentando sacar la pata. Mi hija, que está perfectamente globalizada, comentó: “Eso es imposible. En Estados Unidos no trabajan los Reyes Magos, sino Santa Claus”. Sal de ésta ahora, le faltó añadir. Más tarde, en casa, tuve que emplearme a fondo para convencer a las niñas de que a la tía se le había ido la pinza, vamos, que el jet-lag le había vuelto locas las neuronas, y que los Reyes Magos llegan la noche del cinco de enero, como toda la vida de Dios. Hace un año mi cuñado contó que el hijo de unos amigos había descubierto el pastel al abrir un armario a destiempo. Mis hijas tenían las antenas puestas durante el relato. “¿Qué había dentro del armario, papá?”. Pues qué va a haber: el reino de Narnia. ¿O es que alguien duda de que Narnia existe, igual que la Tierra Media y, por supuesto, los Reyes Magos? Yo, por lo menos, no tengo pruebas de lo contrario.

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