09 enero 2006

EL MILITAR Y EL AUTORITARISMO

Vaya por delante: el teniente general José Mena fue un bocas. Desde el 23-F, con esas cosas no se juegan. Si profesas la milicia y te molesta el Estatut, te callas y punto, que te obligan las reales ordenanzas. Insisto: el discurso del tal Mena no es de recibo y está bien que le hayan metido un puro, aunque lo del arresto domiciliario forma parte del show de Bono -no creo que el tipo fuera a hacer una leva entre los reservistas (al periódico llegan decenas de cartas de adhesión de estos jubilados de ánimo levantisco) y sacar los tanques a la calle-. Lo digo y redigo para que nadie me malinterprete y me quiera llevar ante el Tribunal de La Haya, que ya he tenido amargas experiencias al respecto. Hay que andarse con cuidado con los clichés que se hacen de uno. Entre el rojo y el azul me quedo con el amarillo, porque no soy supersticioso. A lo que iba. Vaya por detrás que estos progres que nos gobiernan son de un autoritario y metomentodo que asustan. Ojito con criticar sus tejemanejes para sacar adelante el bodrio del Estatut, que si eres militar te arrestan, y si no, te ponen a caldo. Los miembros del PP que nunca agredieron a Bono (siempre él, Dios mío) en una manifestación acabaron en comisaría; un consejo del audiovisual a nivel estatal pronto imitará el ejemplo catalán y nos pondrá una mordaza a las almas descarriadas; los fumadores se han convertido en especie cinegética... Y, entretanto, los Otegi, Carod y demás sufridos patriotas pueden insultar y patear nuestras normas de convivencia, instituciones, reales ordenanzas y lo que haga falta. Zapatero, eres mi puto héroe.

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