26 diciembre 2005

MORIR EN NAVIDAD

Mi padre enfermó en Navidad. Depresión, decían los médicos al principio. Un tumor cerebral se lo llevó dos meses después. Desde entonces, no culpo a la Navidad, ni me entristezco más estos días que cualquier otro del año en que me asaltan los recuerdos. A este ejercicio me ayudan mis hijas, que son mi fuerza, pero también mi debilidad. Ayer, 25 de diciembre, murió el hermano de Alexis, compañero de fatigas, de risas y de confidencias. Llevaba en coma desde el verano, porque así es la vida cuando le da por joder. Pudo Dios o quien decida nuestro destino haber escogido otro día, pero no, tuvo que ser el día de Navidad: el sueño profundísimo se transformó en despedida, y la madre de Alexis tuvo que afrontar el dolor más terrible del mundo, perder a un hijo. La muerte no debería recrearse en su crueldad, alguien tendría que pararle los pies, al menos en estas fechas. Desde aquí todo mi afecto y solidaridad a Alexis y su familia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es lo que hay compañero de fatigas, risas y confidencias, y en el fondo qué más da, siempre es mala fecha para que se te muera un hermano