15 diciembre 2006

EL FANTASMA DEL CAPITÁN LOZANO

Lo han anunciado en el “tomate”. Mañana, en la edición “weekend” del popular programa de chismorreo, reportaje sobre el pasado sospechoso de los famosos: “¿Alguna vez te has preguntado qué actitud tomaron durante la dictadura de Franco? Muchos han reculado, pero en su momento se erigieron como defensores a ultranza del régimen. Emitimos las imágenes que no querrían que se volvieran a ver”.
Joan Tardá, en el Congreso, dirigiéndose a Zapatero: “Debiera desear que dentro de 70 años un nieto suyo pudiera citar la ley de memoria histórica con el mismo orgullo con el que usted citó el testamento político de su abuelo fusilado”.
Entretanto, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica presenta una denuncia ante el juez Garzón en la que solicita que se investigue la desaparición de 30.000 personas durante la guerra civil y la dictadura de Franco.
El fantasma del capitán Lozano, el abuelo de Zapatero, levita sobre nuestras cabezas. La telebasura no es insensible a la aparición espectral. El matón despechado de ERC echa mano del tótem del presidente para exigirle que cave más profundo, que no deje cuentas pendientes. Que escuche el ruego del fantasma, en suma. El sueño de estos tipos consiste en que media España busque huesos en las cunetas y que la otra media pida perdón, aunque también tenga túmulos donde excavar. “El principal efecto de la política de la memoria histórica es la impugnación del grado de veracidad de la democracia española”, dice Arcadi Espada. Nos faltan unos cuantos hervores democráticos, pero algunos prefieren seguir cocinando el odio.

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