01 noviembre 2005

LA NOCHE EN QUE ME HICE REPUBLICANO (crónica apócrifa de una velada inolvidable)

"¡Me cago en la puta!".
Con éste van cuatro. El huracán Leonor que castiga a la canalla de la prensa y a cuatro curiosos henchidos del momento histórico ha colmado de agua el agujero donde un día hubo un árbol (¿lo habrá cortado Gallardón?), situado estratégicamente entre las plataformas usadas por los fotógrafos y cámaras de televisión para pillar lo que se menee, que es más bien poco (el culo de la madre de la princesa cuando llega al hospital). Como no se ve un pimiento, los que pasan por ahí meten la pata bien metida. "Consuélate, hombre, que yo tengo mojadas hasta las bragas", dice una compañera solidaria. La tipa no se ha caído de bruces al hoyo, es el cielo el que se ha caído de bruces sobre ella. Se le ha corrido el rímel y la tinta de sus apuntes, que son más bien pocos ("ha llegado la madre de la princesa..."). Qué manera de llover. Con viento racheado, que es como jode. Son cerca de las dos de la mañana y ya se ha ido Peñafiel después de hacerse unas fotos con las fans y de soltar su perorata. Mañana contará su experiencia heroica de diez minutos en la puerta del Ruber. Por cierto, se echó de menos a algunos clásicos que luego firmarán crónicas y harán caja en los programas de la tele. No faltó el típico friki gilipollas que contribuye a prestigiar nuestra profesión: esta vez era del programa de Buenafuente, y venía vestido con un albornoz blanco.
Son cerca de las dos, y la Leti ya ha parido, pero aún no lo sabemos y, la verdad, cunde el desánimo, porque la humedad que se ha enseñoreado de pies, piernas y entrepiernas amenaza con atacar los riñones, y eso ya es intolerable. "¡Vámonos de aquííí!", grita alguien. Unos niños que parecen personajes de Tim Burton (estamos en vísperas de Halloween) se acercan a la canalla a tocar las narices. "¿De qué tele sois? Hacedme una entrevista, por favor, para que me vea mi madre". La madre que te parió, sí. Y hablando de madres, pi-pi, pi-pi, mensajitos al móvil. Zarzuela informa. No a mí, que no sigo estas cosas, razón de más para enviarme aquí a pasar la noche. Pi-pi, pi-pi. Parió. Y es una niña.
Me llaman del periódico. Quieren que amplíe la crónica de ambiente que envié hace unas horas. Lógico. Aquí nos lo estamos pasando de puta madre. OK, la tenéis en veinte minutos. Saco la libretilla, que está hecha un cristo por el agua. Empieza a jarrear, claro. Y me estoy meando. Escribo: "El único bar abierto en la zona empieza a hacer su agosto...". Luego el Ayuntamiento multaría al propietario, hay que joderse; habría que levantarle un monumento: fue el único refugio que tuvo la prensa en mitad del diluvio, el dispensario de caldos y bocatas de chorizo.
Cuando llamo para dictar dos párrafos me tiembla todo el cuerpo, y no precisamente de emoción. Necesito un carajillo, pero cualquiera se mueve ahora, mira que si viene doña Sofía y me pilla en el bareto, pero lo que es inaplazable es el alivio de la vejiga. Recuerdo mi última visita al retrete del bar, hace dos horas. Entonces estaba inundado, así que ahora debe ser un bebedero de patos. Decido irme a la valla del campo de fútbol adyacente. Cómo llueve. Compañeros de género, ¿habéis intentado mear en mitad de un tembleque? Primero, encuéntratela. Segundo, agárratela. Tercero, intenta no hacértelo encima. Se ven las luces parpadeantes de un vehículo. "¡Que vienen los Reyes!", exclama otro alguien. Las luces se acercan. Es un camión de la basura. Un par de curretes con chubasquero amarillo empiezan a limpiar el campamento de los periodistas, pero al poco tiempo se dan por vencidos.
Pasadas las cuatro, los de Zarzuela nos llaman para entrar a un chiringuito que han montado junto al hospital para encontrarnos con el príncipe. El soplapollas del albornoz intenta colarse para seguir con la payasada. "Esto parece un casting, a ver si nos seleccionan", dice. No tiene tanta suerte. En la carpa, al menos, se está caliente. La tropa comenta que podían habernos reclutado mucho antes. Me siento en la primera fila. A mi lado está Sagrario Ruiz de Apodaca, que cubre el evento para TVE. Está pasada por agua como un servidor, pero sigue teniendo un aire de dignidad pija y yo estoy hecho unos zorros. Los fotógrafos, inasequibles al desaliento, se meten los codos para tener el mejor tiro posible. Saco la libretilla (creo que la enmarcaré cuando acabe todo) y apunto: "La noche en que me hice republicano".
Felipe aún nos hace esperar casi una hora, por lo que me da tiempo a esbozar algunas ideas para la crónica que, a buen seguro, tendré que escribir mañana -aunque mañana ya es hoy, me digo, beodo de cansancio-. Pequeños detalles que no se ven por televisión. Llega el príncipe cerca de las seis y suelta su rollo. Impecable, afeitado, duchado, hidratado. Emocionado. Normal. Yo también me emocioné de la hostia cuando mi mujer parió esas dos niñas que se cabrean porque trabajo mucho y... ¡joder, hay que largarse, que la parienta está a punto de levantarse para irse a currar y me tengo que quedar con las crías!
Adiós, Felipe.
Me voy, llego a casa, malas caras, qué horas son éstas, desayuno un poco, me acuesto, me duermo, me despierta mi hija pequeña media hora después, la meto conmigo en la cama, hala, cariño, duérmete un poquito más, no me hace caso pero al menos se está quieta, me duermo, me despierta mi hija mayor una hora después, la pequeña me dice que tiene "hambie", me levanto, les preparo el desayuno y les pongo una peli de dibujos, me acuesto, me duermo, se acaba la peli y me despiertan a dúo, me levanto, llamo a mi hermana, me acuesto, me duermo, me despiertan las niñas otra vez, papá, que llaman al timbre, me levanto, es mi hermana, se las empaqueto y se van de compras, me acuesto, doy más vueltas que una peonza, me levanto a las dos, como, me ducho, me voy a la redacción, no escribo ni una línea porque ya está todo el pescado vendido (tócate los huevos, y eso que yo fui el único que estuvo en la lonja), aun así limpio el pescado, abro este blog, pongo el título de esta crónica, apago el ordenador, me voy a casa de unos amigos donde se celebra una fiesta, veo a mis niñas disfrazadas de brujillas, entre todos se alían para echarme una bronca de aquí te espero, y digo, OK, vale, soy un pringado, pero soy vuestro jodido pringado, así que no me amarguéis el posparto.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Vaya: lo mejor que has hecho en los últimos tiempos, y no puedes publicarlo en papel. ¿Ves como vivimos del pasado? Los periódicos, la Monarquía. El futuro es digital y republicano.

Mike Muddy dijo...

Gracias, hasta un sentimental como yo tiene que darte la razón en este asunto...
Pero, ¿qué oigo en la tele? Acaba de empezar en el Congreso el debate del Estatut. ¡Tierra, trágame!

Anónimo dijo...

Estoy con J.F. Es lo mejor que te he leido en mucho tiempo. Joder!!!! Que estaremos en el pasado, todo lo que quieras, pero si no es por estas cosillas del futuro que te permiten publicar lo que quieras, nos quedaríamos sin perlas como esta...

Mike Muddy dijo...

¡Hombre, Archi! Me alegro de tu visita. En fin, los clásicos siempre nos tendremos los unos a los otros, en el formato que haga falta.

Anónimo dijo...

Mi jodido pringado, eres un killer del periodismo, jajaja, "Primero, encuéntratela. Segundo, agárratela. Tercero, intenta no hacértelo encima" ... Creo entender que no es la primera vez que eso te pasa no. Que nada, nada, yo titularía mi crónica "Otra más para mantener". De hecho, estoy con JF y el otro muchachote que escribe aquí, un tal jmnieves, que me conoce por platanito jejejeje

Y a ti Miguelito, mi hermanito, jejeje, te envío un lote de preguntas (que invito al que quiera a responderlas claro):

1. ¿Por qué se hacen encuestas y entrevistas pidiendo la opinión del pueblo español sobre la prometida como futura reina cuando nunca hemos podido votar sobre el prometido como futuro rey?

2. ¿Por qué, si éste es un Estado aconfesional, los miembros de la familia real hacen ostentación de catolicismo, casándose por la Iglesia?

3. ¿Por qué se intenta minimizar, incluso en EL PAÍS, el anterior matrimonio de la prometida calificándolo como "matrimonio civil", cuando el matrimonio civil es el único legalmente reconocido en España?

4. ¿Por qué se ensalza a Letizia Ortiz como ejemplo de mujer del siglo XXI, moderna y profesional, cuando lo primero que ha hecho, aun antes de la petición de mano (ritual machista donde los haya), ha sido dejar su trabajo para convertirse en (futura) mujer de...? Y cuando además, como bien han empezado a señalar algunos comentaristas, la propia monarquía vulnera la igualdad de derechos de la mujer al establecer la sucesión por línea masculina.

5. ¿Por qué nadie habla de los enormes gastos que nos va a generar a todos los españoles la niñita... por no mencionar, claro, los gastos de mantener al resto de la (cada vez más numerosa) familia real?

6. ¿Porque los medios estan bajo el dominio de parasitos que no quieren perder el chollo?

Un besazo muy grande y espero que te dejes caer por Galicia enano

Ana

6. ¿Podrá publicarse esta carta?

Mike Muddy dijo...

1. Las encuestas sólo sirven para que unos cuantos vivan del cuento. Demostrado: la gente miente.
2. En el paraíso de ZP cada uno se casa y se descasa como quiere y contra quien quiere.
3. Ver respuesta anterior. En la tierra del talante todos los matrimonios son iguales. Si acaso, tienen más glamour los matrimonios gays.
4. Se ensalza a Letizia por papanatismo. Igual que a un bebé de una semana se le pone "Doña" por delante. Acabo de presenciar una conversación entre dos compañeros. Uno de ellos preguntó a la experta en realezas: "¿Leonor debe llevar el Doña?". "En efecto", contestó la experta. "Es obligatorio". Pues eso, papanatismo.
5. Seguro que alguien ya ha hecho ese cálculo, aunque no se publicará porque no es políticamente correcto.
6. ¿Los medios? Querrás decir el planeta. Te lo podría explicar Darwin, porque esto forma parte de la evolución de las especies. Siempre habrá zánganos y parásitos que necesiten de otros para sobrevivir.

Anónimo dijo...

Llevo tiempo desconectada del mundo en general. No quiero saber ni lo que hace ZP, ni cómo es la futura reina de España, ni nada que no abarque mi pequeño micromundo. Hoy he vuelto a tu blog, después de días de abandono, y me has alegrado el día, aunque he tenido que ocultar mi estruendosa risa para que el subdirector no se percatara de que estaba perdiendo unos segundos laborales mientras te leía. Siento haberte regañado, pero reconoce que te lo merecías un poco. Muchos besos, artista