UN PAÍS ENTRE ESPAÑA Y FRANCIA

Hace algo más de una década estuve en Georgia, la antiga república soviética, haciendo un reportaje sobre el trabajo que desempeñaba allí Médicos sin Fronteras. En aquel tiempo Georgia era como la España de la posguerra (lo sé por el género cinematográfico español del tazón y la cuchara, no porque lo haya vivido). Recuerdo a señoras muy dignas con abrigos de piel vendiendo su vajilla de plata en las calles de Tbilisi para poder comer. Durante una reunión de los voluntarios con gente de allí, el jefe de MSF, un tal Ignasi, hizo un brindis "por dos pequeños países reprimidos, Cataluña y Georgia". Más tarde me pasé un rato, con total discreción, dando mi versión a los paisanos sobre aquella gilipollez. Estos días he recordado el episodio gracias al presidente del Barcelona, Joan Laporta, que en una charla con estudiantes se refirió a Cataluña como "un país entre España y Francia". Laporta, que utiliza al Barça como trampolín para sus aspiraciones políticas, ya estuvo en la Feria de Frankfurt defendiendo "el català como llenguatge global". Ahora que ERC se ha metido una hostia de campeonato en las generales se le abre la oportunidad de sustituir a Carod-Rovira. Van a tener razón mis amigos del Real Madrid cuando me dicen que su equipo sí que defiende a España allende nuestras fronteras. No como el Barça de ese país imaginario.