28 marzo 2008

MI VECINO EL PEDERASTA

Ha abusado de su propia hija y matado a una niña de cinco años, entre otras hazañas, pero vosotros no lo sabéis: los legisladores y la Justicia se han ocupado con su desidia de que este individuo sea un vecino más del barrio, puede que hasta simpático; un depredador anónimo que cada día se cruza con vuestros hijos. Hasta que ocurre. Entonces, los pontífices de la corrección política, de la rehabilitación del asesino (que lo es por culpa de la sociedad), los que creen que la ley del menor no puede tocarse y un pederesta con extenso currículum merece otra oportunidad, se rasgan las vestiduras, lo justo, eso sí, y entre el humo de la tragedia llaman a la "reflexión".

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