20 marzo 2008

HERMANA SOUL

Hay un punto hortera en el soul de misal yanqui, aunque -nos guste o no- esa música y esos aullidos hacen que los pies no respondan al cerebro y cobren vida propia, convirtiéndonos en unos aprendices de los Blues Brothers. Esto va por rachas, y ahora es la racha del soul, eso sí, metido en una coctelera con el rhythm and blues, el jazz y el hip hop, con predicadoras como Alicia Keys y Amy Winehouse. Si los esclavos que viajaron con grilletes desde África a América supieran hasta dónde han llegado sus cantos se revolverían en sus tumbas, no sé si de alegría por el éxito de su legado o de tristeza por no poder cobrar los royalties (ahora que pienso... tal vez la SGAE podría cobrarlos por ellos). Sin ser un experto en esta materia, entre el maremágnum de voces del soul me reconozco un enamorado de Alicia Keys, a quien fui a ver el lunes en un concierto. El show tiene una parte bailona con coreografía, colores chillones y vídeos de autobombo: no en vano, en un cortometraje introductorio, el pastor, tras una homilía gospel a todo ritmo, envía a la chica a triunfar fuera de su parroquia. Y eso hace la bella Alicia en compañía de su coro, sus músicos y sus bailarines acrobáticos. Pero cuando la neoyorquina se tranquiliza, se sienta al piano y deja rienda suelta a su talento y a su imponente chorro de voz... la música verdaderamente tiene alma.

Foto: Ángel de Antonio

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