15 febrero 2008

EL BESO ROBADO

Iñaki ha dado explicaciones sobre la cagada del otro día. Ha emitido el vídeo para que se aprecie lo que, a su juicio, es una irrelevancia. Y comenta con su proverbial humildad: "Nosotros, los becarios imberbes, no tenemos la profundidad de mirada de algunos colegas. Sin una gran lupa y un espejo deformante lo que dijo el presidente no tiene nada de particular. Juzguen ustedes si es el anuncio de una magna ofensiva crispadora o, por el contrario, la prueba de que algunos quieren envenenarlo todo, sacar las cosas de quicio".

Lo dicho. Lo malo no es que a Zapatero se le agudicen sus cejas y carácter mefistofélicos. Lo malo es lo del periodista entregado a la causa sin disimulo. Esa impostura en el toma y daca. Ese compadreo. Ese "en tu cama o en la mía". Ese beso robado que hay que justificar desde la soberbia y autoridad moral marca de la casa.

Arcadi Espada hace en su blog una interesante reflexión sobre el asunto (y sobre el género de la entrevista):
"Son comentarios inesperados. Los becarios imberbes. Y esa manera de hablar: quieren envenenarlo todo. Ese lenguaje de autoridad desbordada. Comprendo sus nervios. Pero no debieran ser nervios políticos. La política es secundaria en este asunto. Cuando el presidente dice este fin de semana voy a dramatizar un poco no hace más que exhibir, un punto grotescamente, desde luego, algo que los ciudadanos ya hace tiempo que saben de la política. El punto realmente nervioso es otro. Es el periodismo. El 'beso robado' se produjo al término de una larga entrevista al presidente del Gobierno. Pronta carne de olvido si no hubiese sido por su on the record. La entrevista sólo se recordará por lo que pasó después. Comprendo la dureza de la cosa. Pero no hay mal que por bien no venga y el episodio podría servir para despeñar definitivamente al género, mero borrador del periodismo. La entrevista es una suplantación, y he visto pocos momentos que lo reflejen tan ásperamente como ese beso entre imberbes. Pero, en fin, si no se atreven a acabar con el género al menos que acaben con el directo. La gran superioridad de la entrevista escrita sobre la audiovisual se basa en el diferido. El diferido elimina toda la grasa que inexorablemente aflora en la televisión y en la radio. La entrevista de Gabilondo a Zapatero es insoportable. Como también lo fue la de Carlos Herrera. Derroche de minutos baldíos, cuando con dos cortes y una entradilla habría bastado. Ni Gabilondo ni Herrera ni Zapatero tienen la culpa. Hacen lo que pueden con un género puramente ficcional, es decir y sobre todo, barato. Toda la mala suerte del periodista Gabilondo (y los decibelios de su respuesta) se reduce a la inesperada incrustación de veracidad con la que ha tenido que lidiar".

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