Los guardias civiles que portan el féretro de Fernando Trapero parecen unos críos. La mueca de dolor y la mirada pixelada en las fotografías no pueden ocultar su juventud.
Dos niños franceses viven gracias a los órganos donados por la familia del guardia civil asesinado. La vida, una vez más, se abre camino a codazos con la muerte.
El héroe aguantó hasta que detuvieron a los hijos de puta que le mataron. En Francia les espera la perpetua.
07 diciembre 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario