29 septiembre 2007

THE POLICE, 1983-2007

La incredulidad, a veces, es una gran sensación. Tenía la entrada desde hace meses, he leído casi todo lo que se ha publicado sobre el reencuentro de la banda, he visto vídeos en YouTube, llegué al Estadio Olímpico de Barcelona con tres horas de antelación para que nadie me quitara el sitio (la entrada era numerada, pero los frikis somos incorregibles)... y aún así, cuando las luces se apagaron y sonaron los inconfundibles acordes de "Message in a bottle", no di crédito a lo que estaba viviendo. Digo bien: viviendo. Porque esto no es (sólo) música.


Just a castaway
An island lost at sea
Another lonely day
With no one here but me
More loneliness
Than any man could bear
Rescue me before I fall into despair


En el verano de 1980 yo también era un náufrago. Había cateado la mitad de las asignaturas de 2º de BUP y me quedé sin vacaciones en Madrid, con mi padre. Para digerir las Matemáticas y la Física, mis dos grandes "especialidades", escuchaba "Los 40 Principales" en la radio. Pinchaban mucho "Walking on the moon", el segundo sencillo del LP "Reggatta de Blanc", de The Police. Yo ya conocía "Message in a bottle" (me había comprado el single, que aún conservo, sobado, rallado... y adorado como un santo en su hornacina). Y "Roxanne". Y "So lonely", mi favorita. Como el repaso a los libros se me hacía muy cuesta arriba me gasté la paga semanal en el álbum, formato casete (en el jurásico, cajita de material plástico que contiene una cinta magnética para el registro y reproducción del sonido; en aquel tiempo no había cedés ni emepetrés, pero éramos igual de felices, creo). Necesitaba escuchar todos los temas. De hecho, me los aprendí de memoria. Con dieciséis años, las hormonas descontroladas y en plena era de los guateques, había otro factor: como dice la canción, "el amor puede arreglar tu vida, pero puede romperte el corazón". Y así estaba yo: cateado, desterrado y con el corazón roto por culpa de una niña-parroquia que tocaba la guitarra. También guardo esa cinta de "Reggatta de Blanc", por supuesto. Ya no la pongo, no vaya a ser que se desintegre.

El 30 de septiembre de 1983 vi a mis ídolos en el Estadio Román Valero, de Madrid, dentro del "Synchronicity Tour". Entonces ya eran la banda más importante del mundo, con una docena de himnos que tarareaban incluso los puristas a los que les tocaba los cojones el éxito de estos tipos que empezaron tocando punk, siguieron con el "reggae blanco" y la "new wave", y acabaron en instalados en el pop comercial. O al menos eso dicen los estudiosos. La jodida manía de poner etiquetas. De comparar. He leído estos días que The Police fueron unos impostores porque, para punkies, los Sex Pistols o The Clash. Claro. Y para heavys, AC/DC e Iron Maiden. Mi teoría: The Police suena a The Police.

Incredulidad, decía. Allí estaban: el carismático, vitaminado y apolíneo Sting (me voy a dar al yoga y al pilates para llegar a los 55 tacos en su forma física), con su viejo Fender desconchado, cortando la noche barcelonesa con su potente voz. El entusiasta Stewart Copeland, al que debemos este invento, feliz como un niño con zapatos nuevos, uno de los mejores bateristas de la historia; el "abuelo" Andy Summers, que se marcó unos maravillosos solos que dejaron boquiabierto a más de uno, pues la memoria nos traía a un actor secundario, de acompañamiento: el eléctrico concierto del Estadio Olímpico hizo justicia a este gran guitarrista cuyos dedos se deslizan por la Stratocaster como un pez en el agua. La nostalgia dio paso a la sorpresa: sin dejar de ser reconocibles, The Police puso al día sus clásicos para que sonaran no como en 1983, sino como en 2007. Brutal fusión de "Can't stand losing you" con "Reggatta de Blanc". Emocionante "So lonely". Increíble final, con "Every breath you take", la canción más pinchada de la historia, esa balada sobre la posesión cuya melodía se saben hasta los neonatos, y "Next to you", la cañera canción punk con la que comenzó todo hace 30 años.

Se comenta que han vuelto para quedarse, al menos un rato. Quizás un nuevo disco. En fin, yo sigo sin creérmelo.

1 comentario:

PacMan dijo...

Bravo por la música. Bravo por el post.

Me ha emocionado, porque aunque yo no soy así de fan, también algo de mí iba en ese concierto. Enhorabuena Mike, por ser fiel 24 años después a tus músicos, a tus creencias y a tus recuerdos. Una fidelidad que no se suele estilar en estos tiempos, me temo.