21 diciembre 2005

COHECHOS NAVIDEÑOS

Cajas y más cajas. Paquetes y más paquetes. Pero todos pasan de largo. Algunos compañeros van en procesión al aparcamiento para llenar los maleteros de sus coches. Luego suben a la redacción y vuelven a cargar. Oigan, y por mi negociado ni una mísera agenda. Eso me pasa por escribir de inmigración, de violencia de género, de sucesos, de tráfico, de incendios, de temporales... A ver, ¿qué subsahariano de la valla o de la patera me va a enviar un regalito navideño si no tiene dónde caerse muerto? La verdad, recordando a esa gente, a los que se dejaron la piel a tiras (y algunos su último aliento) en las alambradas de Ceuta y Melilla, pienso que la Navidad, esta Navidad de comilonas y tarjetas de crédito quemadas, sólo alcanza a los de nuestra orilla del mapa.

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