18 enero 2008

LA PEOR LEGISLATURA (III): LOS MATONES

"Si tenemos la sartén por el mango, nuestras exigencias serán mayores" (Artur Mas).

"No es mi himno, no es mi nación; mi nación ya tiene su himno con letra y música" (Joan Tardá).

Cobran de España, pero odian a España. Disfrutan de las ventajas de la democracia, pero son antidemócratas. Desconocen el significado de las palabras lealtad y solidaridad. Cumplen y respetan la ley cuando no les perjudica. Algunos llevan décadas recogiendo las nueces del nogal que agitan los terroristas. Han hecho del victimismo su gran negocio: estamos en deuda eterna con ellos. Falsean la historia en su beneficio. Inventan pasados neolíticos y naciones que nunca existieron. Son profundamente intolerantes: si no comulgas con sus ideas eres su enemigo. En sus regiones convierten a los paisanos que no piensan como ellos en parias sociales (en el mejor de los casos). Con el paraguas del "respeto a las minorías" chantajean a la mayoría. Se aprovechan de una ley electoral que les da más representación parlamentaria de la que merecen por sus votos y, por supuesto, del ancestral desacuerdo de los dos grandes partidos nacionales para pasar por caja. Plantean pulsos al Estado en forma de referéndums inconstitucionales...

Cuando Tardá soltó su perorata anti himno español el otro día en el Congreso de los Diputados ningún periodista tuvo los cojones de preguntarle: "Si España no es su nación... ¿Qué pinta usted aquí viviendo del Presupuesto?". Mario Vargas Llosa decía en una entrevista que "hay que combatir a los nacionalismos siempre". Estoy de acuerdo. Estos tipos que no creen en España llevan condicionando los destinos de este país desde principios de la década de 1990, cuando el PSOE de González empezó a descomponerse. Aznar fue como Papá Noel para ellos en su primera legislatura triunfal. Zapatero también, pero con una diferencia notable: nunca en democracia un partido gobernante se había asociado con los nacionalistas para expulsar al rival del terreno de juego. El pacto del Tinell consagraba la impúdica discriminación del PP, el famoso "cordón sanitario". Titulares recurrentes en prensa: "El PP se queda solo..." defendiendo esto o aquello. Algún fino analista se pregunta con quién pactará Rajoy si se produce el milagro de su victoria. No hay problema. Los matones escucharán sus ofertas. Irán a la subasta. Tienen la sartén por el mango. "Ellos ladran, nosotros cabalgamos".

1 comentario:

Anónimo dijo...

“¡Joder, qué tropa!”

No puedo estar más de acuerdo contigo, pero no me lo pongas tan claro que se me quitan las ganas de votar.

“¡Joder, qué tropa!”