16 enero 2008

LA PEOR LEGISLATURA (II): LA OPOSICIÓN SUICIDA

“¡Joder, qué tropa!” (Mariano Rajoy, citando al conde de Romanones).

Don Álvaro de Figueroa, conde de Romanones, primer ministro de Alfonso XIII, quería ocupar un sillón en la Academia de la Lengua, para lo cual tuvo que trabajarse uno a uno los votos de los miembros de esa institución, algo bastante humillante para un jefe de Gobierno. El premio debía merecerle la pena. En aquella época convulsa los mandatos no solían llegar a término, de modo que el conde pasó pronto a la oposición; eso sí, sin renunciar a satisfacer su vanidad intelectual. Su ingreso en la Real Academia se decidió una tarde en que asistía, con indisimulado desinterés, a un debate rutinario en el Congreso; su mente estaba en cuentas de la lechera, pensando en los apoyos de los sabios. Entonces se le acercó un ujier con cara de funeral: “Señor conde, no ha tenido usted ni un solo voto”. Romanones se atusó los bigotes y exclamó: “¡Joder, qué tropa!”.
Esta legislatura Mariano Rajoy rescató la expresión refiriéndose a Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, que han mantenido durante años una pelea fratricida que culminó ayer con un penoso desenlace.
Los problemas para el PP, empeñado en perder las próximas elecciones generales, empezaron mucho antes, la noche del 14 de marzo de 2004. Dejo al margen lo que pasó los días previos, los atentados y la vergonzosa pinza Iñaki-Rubalcaba. Lo cierto es que los españoles decidieron que había que desalojar a los populares del poder. Amén. Y estos tipos, en lugar de hacer examen de conciencia y mirar hacia el futuro, se han dedicado a lamerse las heridas y apoyar las teorías conspirativas de Federico y Pedro Jota. Salvo Gallardón, que vio la jugada; con su autocrítica y su legítima ambición se ganó la animadversión de esos predicadores y del ala más retrógrada de su partido. Pero ha sido en esta recta final cuando Rajoy ha demostrado ser como Ron Dennis, el patrón de McLaren: tenía al mejor piloto y ha preferido humillarlo antes que integrarlo en su equipo. Se ha acochinado ante el órdago de Aguirre y, para zanjar la pelea de gallos, ha elegido restar en vez de sumar. Ha jugado a perdedor. No sé si esto es el fin de la carrera política de Gallardón, como hoy afirma ABC (acierto o piscinazo, el tiempo lo dirá), pero sospecho que puede ser el de Rajoy. Ya ha elegido su tropa: el alcalde de Madrid se queda en boxes y el volante es para Zaplana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado guia espiritual:un poco de humor patrio despues de semejante cagada de Marianin http://www.youtube.com/watch?v=cXOvXgaNhyg.