04 octubre 2007

EL ÁRTICO SE DERRITE

Los rusos ya han plantado su bandera en el lecho del océano. El calentamiento global afecta a la geopolítica. Estados Unidos, Noruega, Dinamarca y Canadá toman posiciones. Stephen Harper, primer ministro canadiense, lo tiene claro: "El primer principio de la soberanía del Ártico es ejercerla o perderla". El botín: unas reservas de hidrocarburos que los rusos calculan en 10.000 millones de toneladas en la zona reclamada, un triángulo de 1,2 millones de kilómetros cuadrados que llega hasta el Polo Norte. Moscú sostiene que la cordillera submarina Lomonosov es una extensión de la plataforma continental rusa y eso justificaría sus pretensiones. Dinamarca ha enviado una misión a la zona para demostrar que ese «espinazo» es, en realidad, continuación de Groenlandia, bajo soberanía danesa. Según el artículo 76 de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, un estado puede exigir una zona exclusiva de 200 millas náuticas de derechos sobre el lecho y el subsuelo marinos. Tal vez algún día China reclame el cielo: el Everest, en parte suyo, lo rasga. Mi opinión: el Ártico es de los osos polares y de las ballenas. Cuántas cosas a priori inexpugnables veremos peligrar por culpa de la codicia humana.

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