13 octubre 2006

BESOS DE LA BOCA

Supongo que un hincha del Atleti lo sería del Boca en Argentina. En cualquier caso, un ferviente admirador de Maradona sentiría una punzada de emoción cuando, callejeando entre fachadas de colores, se diera de bruces con la Bombonera. Allí se forjó el mito y allí permanece sentado en el bordillo de la inmortalidad. No busques a Diego retratado un millón de veces en llaveros, postales y camisetas; tampoco en esos muñecos de cartón piedra que se asoman a los balcones de Caminito o sirven de reclamo en las tiendas de recuerdos; ni siquiera en la jeta de ese doble con quien se hacen fotos los turistas en el Museo de la Pasión Boquense. No. Párate. Respira. Mira. Siente. Es el barrio. Es La Boca pintada y besucona. Es el sonido del tango. Es el sabor del mate y las empanadas. Porque la clase obrera también viaja al paraíso. "Aquí entrabas muerto de hambre y salías con la tripa llena de sólo verlos patear la pelota", dice un viejito encorvado señalando los bustos de los héroes que le miran desde una pared del estadio. En el vértice está Maradona, por supuesto. Que sepan los enemigos de este deporte que el fútbol es capaz de recrear el milagro de los panes y de los peces. Que el fútbol cura las heridas del alma lo mismo que acalla los gruñidos del estómago. No. Diego no es un souvenir. Es el alma de este rincón de Buenos Aires.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La cancion "la mano de Dios " cantada por Rodrigo y versionada por los Chicanos del sur demuestra claramente lo que es el DIEGO.
Por cierto, sera el Kun la nueva mano de Dios.