09 octubre 2006

DESPERTANDO A LOS VECINOS

Pido disculpas. Ayer, a una hora intempestiva para un domingo, tuve un comportamiento claramente antideportivo. Cuando el Ferrari soltó la fumata blanca para (casi) decidir el campeonato empecé a gritar y a imitar los saltos de Schumacher en el podio. Justicia poética: los infalibles fallan. Luego pensé: tranquilo, esto no ha acabado. Humildad. Paciencia. Queda Brasil (cuando publique este post, justo 13 días, 4 horas y 30 minutos). Hay que gestionar esas curvas. Pero las cosas están mejor ahora que ayer a las siete de la mañana.

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