Lo siento, no le trago. Ni creo que sea tan bueno. "Un fuera de serie", "Final apoteósico para un gran campeón", titula hoy Manel Serras en El País. Me pregunto cómo hubiera reconducido este periodista su crónica si Timo Glock no hubiera perdido 18,6 segundos en la última vuelta. En la penúltima, con las mismas ruedas de seco y en idénticas condiciones climatológicas, sólo fue tres segundos más lento que Hamilton. Después de aguantar razonablemente bien el tramo intermedio de la pista, el más húmedo, Glock se echó a la derecha y Vettel y Hamilton le adelantaron cómodamente a dos curvas del final. Iba tan lento que parecía un doblado y nadie se dio cuenta de que se estaba cocinando el más emocionante y dramático final de un campeonato de F1 que se recuerda.
Lewis fue decepcionante ayer. Conduce un cohete y estuvo toda la carrera en el filo, calculadora en mano, y se salvó por la campana de otro ridículo como el de la temporada pasada. Dicho lo cual... es un justo vencedor. Estando el mejor piloto de la actualidad (Alonso) y del futuro (Vettel) en escuderías de clase B, Hamilton ha sido el más regular de aquellos que contaban con un coche competitivo. Veremos si en años venideros demuestra realmente que es un fuera de serie y sus críticos estamos equivocados.
03 noviembre 2008
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