04 noviembre 2008

EL AFFAIRE SOFÍA

Durante la tormenta estaba ocupado colaborando en un panegírico de ABC a la Reina y no tuve tiempo ni ganas de entrar en el asunto. De hecho, ya lo había descartado, hasta que he leído hoy un artículo de Rosa Montero en El País: "Una abuela convencional y conservadora (¿alguien esperaba que una reina, la Reina, fuera contracultural?) expresa sus ideas, y se monta un pifostio inacabable. Tal vez pecara de cierta imprudencia mediática, pero esa nimiedad sin consecuencias (la Reina no tiene poder efectivo), ¿merece de verdad tanto papel, tanta polémica?". Las palabras de Montero están cargadas de sentido común. La portada de Público, no. Irrespetuosa, aunque lógica: Nacho Escolar tiene que apuntarse al agit prop posmoderno para vender su producto. Montero recuerda que el infierno que están sufriendo los desplazados del Congo mereció media columna en El País el mismo día que se dedicaba una doble página al affaire Sofía. "Yo no sé si toda esta agitación insustancial por asuntos menores nos sale de natural, porque el miedo a la crisis y a la inseguridad mundial nos hace buscar de manera inconsciente temas tontos con los que alienarnos, o si hay cierto dirigismo por parte de los políticos en el asunto, ya saben, pan y circo". Sea como fuere, la prensa colabora en estas chorradas, corren ríos de tinta, se consumen horas y horas de televisión, sesudos tertulianos debaten en la radio sobre el papel de la monarquía, la morralla que repta en internet falta al respeto y, entre todos, le hacemos una publicidad impagable al libro de Pilar Urbano. Y todo porque una abuela está en contra del aborto y del matrimonio gay.

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