El domingo por la mañana se quitan el pijama y se ponen la camiseta roja. Da igual que llueva o haga frío: por lo que se ve, esa segunda piel abriga. Con ella recorren Anfield Road, se aprietan una hamburguesa o un perrito caliente más un par de cervezas a las puertas del estadio, visitan la tienda oficial para comprar merchandising, cantan el himno del club y los temas de sus jugadores favoritos y, metidos en harina, aplauden cada carrera por la banda o cada saque de esquina como si acabaran de ganar la Copa de Europa.En Matthew Street hay dos Cavern, un club y un pub, pero ninguno de los dos es el legendario local donde los Beatles tocaron 275 veces entre 1961 y 1963, que fue demolido. Los viejos del lugar, jóvenes en aquella década prodigiosa, aún recuerdan el olor a sudor y desinfectante de la caverna. Pero, por encima de todo, recuerdan la emoción de haber vivido algo extraordinario. En la calle del beat hay una estatua de Lennon, un café llamado "Lucy in the sky with diamonds" y una tienda para frikis. No importa si tienen o no certificado de autenticidad. Son los hitos en el camino de esta ciudad con alma sentimental.
Foto: Mike Muddy.
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