08 noviembre 2007
11-M: EL AJUSTE DE CUENTAS
La sentencia del juicio del 11-M me pilló fuera de España. El que ciertas cosas te pillen lejos debería tener la categoría de deporte olímpico, de asignatura obligatoria, de mandamiento, yo qué sé. Más desconectar y menos prozac. Pero claro, no me he librado de la resaca. Y escuchando y leyendo estos días he llegado a la conclusión de que no se juzgaba a los asesinos de 192 personas, qué va. Las víctimas y sus familiares no son lo importante. En las tertulias se mencionan, si acaso, como coletilla compasiva. Aquí de lo que se trata es de ajustar cuentas con el rival político, de medir la intensidad de la mentira, de echar balones fuera, de borrar hemerotecas y fonotecas. ETA no participó, así que toma castaña. Irak no fue el detonante, así que jódete. ¿Y qué pasa con los instigadores o "autores intelectuales"? ¿Están en desiertos remotos y en montañas lejanas o se suicidaron en Leganés? ¡Más madera, esto es la guerra! Los teóricos de la conspiración y los teóricos oficialistas se han citado en el callejón de las emboscadas, armados de vídeos y contravídeos, porque para vencer en las próximas elecciones vale todo; los locutores enloquecidos y los intoxicadores de guante blanco contribuyen con su munición, porque para ganar audiencia vale todo. Qué vergüenza de país.
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