16 agosto 2007

CULEBRONES VERANIEGOS (II): LA PRINCESA EN BIKINI... Y EN POMPA

La Doña, a la que edité textos durante mi fugaz paso por la sección de Madrid a principios de los 90, cuando ella era corresponsal de ABC en Rivas Vaciamadrid (lo cierto es que no recuerdo ni una sola de sus crónicas, pero eso debe achacarse sin duda a mi mala memoria), ha dado que hablar últimamente, lo cual, visto desde su perspectiva, no debe ser malo. A la espera de otros servicios a la patria que ni se adivinan, mejor estar en el candelero, aunque sea en bikini o en pompa, que pasar desapercibida. La tipa acabará siendo reina de este país si la III República no lo remedia, y después cogerá el relevo su hija, la minidoña, a la que no sé qué ven algunos papanatas de la prensa del corazón, porque a mí me parece la novia de Chucky. La chorrada de las fotos en el yate que han hecho rico a algún paparazzi y alimentado horas de televisión (¿realmente tiene la princesa algo que enseñar?) no es nada comparada con la bestial portada de la revista "El Jueves" secuestrada por el juez. Tengo que reconocer que me perdí el debate al estar fuera de España, pero estoy convencido de que se centró en los límites de la libertad de expresión en vez de en dos aspectos más importantes: el mensaje subyacente en el chiste y la evidencia de que la caricatura de la Doña supera en morbo al modelo original.

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