31 agosto 2007

1.839 (MÁS QUE AYER, PERO MENOS QUE MAÑANA)

No sé si será efectivo (lo dudo mucho), pero es deprimente. Me topo con el conteo inmisericorde en el trayecto de ida y vuelta del trabajo. Intento no mirar a los paneles, pero miro. Los mensajes luminosos aparecen en español y en inglés. Cada día, un puñado de personas se deja la vida en la carretera, y la DGT nos lo recuerda con morbosa puntualidad. El número de hoy: 1.839 desde el 1 de enero. Más que ayer, pero menos que mañana. Porque esto es una maldición bíblica. A veces pienso en el terrible escalofrío que deben producir esos mensajes en los familiares y amigos de los fallecidos. Aún recuerdo la frase de Pere Navarro, director de Tráfico, en una rueda de prensa antes de Semana Santa: "Estas vacaciones morirán cien personas". Sonó como una sentencia a la pena capital. Pere hace lo que puede, supongo, pero a veces se pasa de frenada. Este agosto está siendo criminal y se ha dicho/escrito que las campañas de la DGT no funcionan, que el carné por puntos es un fiasco... Yo tengo mi teoría. La gente en este país no tiene educación. No respeta las normas. Y se mata y mata a los demás. Podemos echarle la culpa al estado de las carreteras y a la ineficacia de los aldabonazos de la DGT (ese individuo cabreado echándonos la bronca: "¡Hazlo por tu novia, o por tu madre...!), pero la realidad es que el factor humano se encuentra en el 90 por 100 de los siniestros. Los vemos cada día: tipos que van como locos, que adelantan en curvas y badenes, que beben antes de ponerse al volante, que no descansan lo suficiente antes de un viaje... La educación vial debería ser tan importante como las Matemáticas o la Lengua (y, desde luego, más que la nueva Formación del Espíritu Nacional de Zapatero). Es una idea.

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