A pesar de todo, me gusta Wimbledon, torneo legendario, el campeonato de tenis más antiguo (se jugó por primera vez en 1877) y prestigioso del mundo. Destila tradición y sabor a club. En la Centre Court jugaron partidos míticos Borg y McEnroe en 1980 y 1981, y Nadal y Federer protagonizaron una apasionante final en 2008. Porque no son las pistas, sino los grandes tenistas, los que regalan el espectáculo.
24 junio 2010
MARATÓN DE TENIS
El tenis en hierba es para cañoneros y sarteneros. Ping pong en pista grande. Federer flipa cuando asegura que en tierra es más fácil ganar: basta con correr más que el contrario. Lo dice porque él ha ganado un Roland Garros de milagro, porque Nadal estaba entre fundido y lesionado. Si es tan sencillo vencer sobre arcilla... ¿por qué les falta ese Grand Slam a campeones como Sampras y McEnroe? Tal vez no les gustaba correr. Y se les daba mejor el rollito ése del saque-volea. En Roland Garros (o en cualquiera de los Master 1000 jugados en la misma superficie) no se hubiera producido el maratón de tenis que han protagonizado John Isner y Nicolas Mahut en Wimbledon: 70-68 en el quinto y definitivo set, once horas de partido, un total de 183 juegos, 980 puntos, 215 saques directos, 490 winners y sólo tres breaks. ¿Jugaron estos tipos al tenis o al pim, pam, pum?
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