Pregunta del día en la redacción: ¿Tú has soplado?
Dice el legendario alpinista Reinhold Messner que “la otra mitad del miedo es el valor”. Yo creo que en esa otra mitad hay una parte de valor y otra de estupidez. Aunque no juzgo a nadie, que conste. Hoy han venido unos tipos al periódico a medirnos el nivel de monóxido de carbono que tenemos en el cuerpo. La visita se entroncaba en la campaña “Help, por una vida sin tabaco” de la Comisión Europea. Casi todo el mundo ha soplado por el tubo: viciosos sin redención posible, gente con ganas de dejarlo y ex fumadores pasivos (tengo que agradecer a la ministra Salgado este punto concreto de su cruzada, por eso no hago sangre con ella por el batacazo que se ha pegado con la “ley del vino”). Después de pasar la prueba, una enfermera (o así, llevaba bata) te daba una ficha con tu nivel de CO -en PPM, que supongo que serán partes o partículas por millón- e información sobre lo que puede provocar el gas tóxico en tu organismo. Yo he cosechado un reconfortante cero; hace un par de años seguro que no hubiera sido así. Otros no fumadores han acreditado un 5, un 8... Ha habido compañeros con un nivel superior a 50 (lo que significa que se aprietan 3 cajetillas, 3, al día) que han llegado a la redacción cabizbajos, algunos presumiendo de récord (esos son los más acojonados), digiriendo cada uno a su manera lo de la “asfixia del organismo debido a la reducción del nivel de oxígeno en la sangre”, “reducción de la capacidad de los vasos para dilatarse, riesgo de formación de coágulos”, “deterioro de la función cardiaca”... El mal rollo ha durado un rato. Luego han sentido la llamada de la selva, el piti de media tarde, total, no hace frío en la calle, y hay que hablar del último cotilleo, empujados hacia la nicotina y el monóxido de carbono por la otra mitad del miedo.
21 febrero 2007
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3 comentarios:
A primera hora de la tarde, después de dos horas sin fumar, y con un mono tocandome las partes débiles... 35. Horas después, sobre las diez de la noche, 25. Yo perdona, no me creo nada. Y que conste que sé de sobra que fumar no es bueno para mi organismo, pero me gusta. Yo también agradezco a la ministra que de fumar un paquete, ahora fume la mitad.
Perdón, el comentario anterior era mío, aunque ya imagino que tú ya lo sabías. Un abrazo amigo.
Querido mirlo blanco, qué drama el de este día. En breve me tendré que presentar como la 22 (cifra que me ha escupido el detector de monóxido) y admitir a voz en grito que soy drogadicta. Ay, si contara que me encanta acompañar mis románticas cenas con un buen vino (del caro, que yo he nacido para ser rica) y que si la noche se anima me bebo un gin-tonic mezclado con un chorrito de zumo de limón, y que en las fiestas me encanta tomar champán (no cava) Moët & Chandom y que… Por favor, querido amigo, avísame si viene la ministra Salgado para recluirme en el baño del pasillo, esconderme en alguna bobina de papel de rotativas o, casi mejor, salir al fumadero, cotillear un poco y echarme unas carcajadas antes de que también decidan que son perjudiciales y nos cobren impuestos.
Drogadicta 22
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