23 agosto 2006

UNA DE PIRATAS

Oti Rodríguez Marchante, uno de los pocos críticos cinematográficos a los que doy crédito, dice que no sabe si tomársela en serio o en broma, pero que se ha divertido de lo lindo. Una de las virtudes de “Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto” es precisamente ésa: se trata de una película tenebrosa... y también divertidísima. Para dejarse llevar por la montaña rusa de puro entretenimiento hay que acatar el código de esos piratas descacharrantes y gamberros que luchan con fantasmas y leviatanes, que lloran la pérdida de su ron en la batalla, que filosofan sobre la vida y la muerte leyendo la Biblia al revés... Y luego está Johnny Deep, claro, que ha creado un personaje inolvidable, el capitán Jack Sparrow, un tipo que se mueve entre la moralidad y la inmoralidad con la habilidad de un saltimbanqui. Habrá quien prefiera las pelis de Krzysztof Kieslowski o los profundos dramas sociales del cine patrio, pero yo me quedo con las aventuras de la tripulación de la “Perla Negra” por los mares de la imaginación.

2 comentarios:

matgol dijo...

Buena y entretenida, Jonny Deep soberbio, como siempre. La nena sosita y demasiados moluscos...

Mike Muddy dijo...

La indefinición de Sparrow le da empaque al personaje: moral e inmoral, con pelo y con pluma, cómico y trágico... A Orlando Bloom se lo comen hasta los secundarios, que lo bordan. Y la nena, en efecto, es un poco sosa.