21 agosto 2006

HUMOR GALLEGO

Emilio Pérez Touriño, presidente de la Xunta, en El País: “Ni políticamente ni en los hechos se puede comparar la crisis de los incendios con la del Prestige. Aquí ha habido un gobierno que siempre ha estado al frente y ha dado la cara”.
Anxo Quintana, vicepresidente de la Xunta, en Radio Voz: “El PP, movido por el rencor, está demasiado ansioso por encontrar otro Prestige. El gobierno gallego, en cambio, hace autocrítica y da cuenta de todas las actuaciones en el parlamento”.
Titular en ABC: “Nunca Máis defiende las tesis de la Xunta y culpa de la catástrofe a la política forestal del PP”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más cómico de todo ello es contemplar las reacciones de los diferentes agentes sociales ante la catástrofe: los que gobiernan, justificando lo bien que lo han hecho; los que están en la oposición, aclamando lo contrario; intelectuales como Suso de Toro o Manuel Rivas, desarrollando nuevas teorías de la conspiración; otros intelectuales como Pío Moa, trayendo a la luz los años finales del franquismo cuando se hablaba de la quema de especies no autóctonas como una forma de lucha de los nacionalistas; los damnificados evaluando sus pérdidas y reclamando indemnizaciones en un tiempo récord a la Administración ... Lo trágico, quizá fruto de la desconexión de las vacaciones, es que he echado de menos esa misma dedicación al planteamiento de soluciones para evitar catástrofes de esta índole en el futuro.


Espero que el año que viene cuando mi mujer, gallega de nacimiento, exclame desde nuestro retiro “a tiro de piedra del fin del mundo”, algo así como “Nuestros hijos no volverán a ver una Galicia como la que yo viví” sepa responderle sin temor a equivocarme “No, la Galicia de nuestros hijos será mucho mejor que la que tú viviste”. De momento sólo puedo callar.

Riddleman

Mike Muddy dijo...

Hombre, Riddleman, bienvenido de nuevo.
En efecto, es bastante lamentable la reacción de unos y de otros ante una catástrofe que, además de dejar unas cicatrices que tardarán mucho en desaparecer, se ha cobrado vidas humanas. Se habla poco de soluciones y de trabajo común. Los políticos no resuelven problemas: los usan para fustigarse los unos a los otros.