16 agosto 2006
CUATRO ESPANTADAS, CUATRO
Reconozcámoslo: estos tipos son unos mataos. Cuando Keith no se cae de un cocotero, Mick se queda afónico. Resultado: cuatro de cuatro. Espantadas, me refiero, para disgusto de sus seguidores, muchos de los cuales hacen cientos de kilómetros para disfrutar de sus conciertos (en la tele salió una fan que tenía entradas para Madrid, Barcelona, Valladolid y El Ejido, y su careto era todo un poema). Yo compré una para el de Madrid, pero sólo tenía que coger el metro hasta el Calderón y aflojar cien eurazos, eso sí. La última vez que los vi, hace dos o tres años, me dije que era la última. La relación calidad-precio no me pareció buena. Pero como esta ocasión el show era el día de mi cumpleaños decidí darme una alegría y despedirme, ahora sí, definitivamente de ellos. Hay quien sostiene que el suyo es el mayor espectáculo de rock sobre la Tierra. Falso. Los de U2 y Bruce Springsteen son muy superiores, por ejemplo. Y no hablo de puesta en escena -los irlandeses también usan escenarios siderales-, sino de música. Jagger y sus colegas llevan más de 40 años haciendo estrictamente lo mismo, que está muy bien, pero que ya suena a disco rallado que gira a beneficio de inventario. Y encima se rajan al primer contratiempo. Bruce es más honesto. Ama la música y explora sus raíces para producir joyas como su último disco. Se rodea de virtuosos y monta auténticas fiestas en sus conciertos, se le ve disfrutar como un niño, sonríe sin parar, no tiene prisa en despedirse. Espero impaciente su recital de este otoño en las Ventas. Sé que no dará la espantada como los Rolling.
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1 comentario:
De acuerdo. Viva el Boss
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