19 octubre 2005

PERIODISMO DE BAJURA

Empezamos con los atlas de carreteras y manuales de jardinería; seguimos con enciclopedias, DVD, cristalerías, cruasanes y edredones, y acabaremos ofreciendo cartillas para servicios sexuales. Da igual. Si un lector medianamente serio y aficionado al tenis abre hoy el ABC y busca, por ejemplo, la información sobre el Masters Series de Madrid, se encontrará en las páginas de deportes un artículo firmado por Rosa Belmonte que, bajo el título "Estaba la pastora, lará, lará, larito", habla de la aparición estelar de Ana Obregón en el Madrid Arena; entonces le entrarán ganas de gritar "¡socorro!" y de no volver a comprar el periódico ni aunque le ofrezcan como anzuelo una vajilla de la dinastía Ming a un euro la pieza. La Belmonte le hará gracia a mucha gente, no lo dudo. Hace muy bien su trabajo y tiene buena pluma. Hay quien opina que la crónica frívola es imprescindible en un diario. OK. Mis respetos, que no mi admiración. Ésa queda para románticos de este tinglado, como Luis de Vega o Pablo Muñoz, que se están comiendo a pie de obra el marrón de los inmigrantes subsaharianos. Pero la bobada de la Obregón en las páginas de deportes no es de recibo. La Belmonte no tiene la culpa, claro. Lo que pasa es que hemos perdido el norte con los coleccionables y con las chorradas, le hemos perdido el respeto al lector. Le damos promos y primas en lugar de buenas historias. Los estrategas del márketing y los seudoescritores nos están arrinconando. Así nos va. Y parece que el asunto no tiene remedio. Cierto, compañeros de fatigas: como decía Hemingway, hay que dejar el periodismo a tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En fin, de lo que no te has dado cuenta es que desde hace años, lo que explotamos no es el hecho de hacer mejor o peor el periódico; ni de escribir como ángeles (o como demonios); ni de dar (o quitar) noticias... no. Nuestro verdadero valor, ese que sólo han alcanzado a ver nuestros mentores (que son master en marketing y analfabetos del periodismo) es que tenemos una red de 24.000 puntos de venta (antes los llamaban quioscos de prensa, qué ironía) en toda España. 24.000 sitios en los que se pueden vender libros, cámaras, patinetes y condones con sabor a fresa, que todo llegará. Lo malo es que desde hace tiempolos incrementos de ventas de los periódicos (sí, del nuestro también), vienen por la puta promo de turno. Y lo peor es que a la gente eso no le preocupa en absoluto. Cada vez menos personas compran ya un diario por lo que es. Compran bonos, cartillas, descuentos, piezas de vajilla, libros o navegadores y PDAs... Mil cosas que, además, traen algo al lado que se puede leer...

Anónimo dijo...

Los principales diarios "serios", en la carrera por transformar su negocio informativo en una popular teletienda, están vendiendo libros o DVD. Los chamarileros de las noticias lo mismo regalan patinetes eléctricos que pesetas viejas o madelmans sumergibles. En España, un curioso país donde en la edad del MP3 aún se venden millones de casetes de cinta, las cosas van siempre más despacio ... pero ... cosas veréis Sancho, que os harán pensar

Un besote

Ana