14 febrero 2010

TENGO UNA GRANJA EN LA RED

FarmVille, el juego de moda en Facebook, tiene enganchados a 78 millones de «granjeros» en todo el mundo, un 20 por 100 de los usuarios totales de la red social. La adicción que provoca es irresistible.

La cosa empieza con un terrenito donde plantas habas de soja, berenjenas o alcachofas. Más tarde, el amigo que te embaucó para meterte en este tinglado te regala una gallina o una vaca. Con lo que sacas con tu primera cosecha vas al mercado y te compras un par de árboles frutales. Con la segunda, un establo para el ganado y un tractor. Según vas agregando vecinos se amplían tus horizontes: más hectáreas, más animales, más árboles, más herramientas, más adornos, más mascotas (incluyendo pingüinos y terneritas de colores), más chorradas. Ya puedes plantar calabazas, arroz y algodón. Con el tiempo, adquieres una coqueta cabaña de madera donde instalarte. Continúas jugando, ya no puedes parar; aunque, en realidad, los creadores del invento juegan contigo, te tientan con nuevos retos, con regalos navideños, con mercadotecnia propia de San Valentín. ¡Ojo, que pronto estará disponible una caballeriza! Pero tendrás que construirla y equiparla con los maderos, clavos, herraduras y arneses que te irán proporcionando tus colegas. A los dos meses, la pequeña finca ya es un latifundio. Un día eres viticultor y, al siguiente, cafetero. Te has diseñado un mundo virtual espectacular, y tu avatar visita cada día las granjas de tus 30 ó 40 vecinos para fertilizar sus campos y dar de comer a las gallinas. Miras con codicia el tiovivo que le tocó a Fulanita en un huevo sorpresa, la planta carnívora que parece salida de la pequeña tienda de los horrores o la villa que se ha agenciado Menganito... villa que por cierto vale un millón de pavos, así que habrá que esforzarse para lograr ese estatus.

Hablamos de FarmVille, el juego desarrollado por Zynga y alojado en Facebook que despierta pasiones en internet: a día de hoy, 78 millones de granjeros en todo el mundo, un 20 por 100 de los usuarios totales de la red social más exitosa. Desde su lanzamiento en junio de 2009, la aplicación se ha convertido en el entretenimiento más popular y adictivo aprovechándose del «efecto boca a boca» y de la competencia entre jugadores: para que la granja crezca es necesario agregar vecinos; cuantos más, mejor. Se empieza por familiares y amigos y, suma tras suma, se acaba visitando la hacienda de un tipo que dice vivir en Australia y afirma llamarse Esteban Gil Pato. Los avances se pueden publicitar para dar celos al personal. Y los foros donde se explican trucos surgen como las setas.

Zynga, empresa fundada en 2007 por Mark Pincus en San Francisco, cuenta con más de 750 empleados y facturó 100 millones de dólares el año pasado. FarmVille forma parte de su extenso catálogo de juegos, que incluye títulos como Café World, FishVille, Mafia Wars, YoVille, PetVille, Vampire Wars y Zynga Poker. Sus ingresos provienen de sus websites asociados, como Facebook y MySpace, a los que proporciona un tráfico importante de internautas, y de los pagos a través de tarjeta de crédito y PayPal de quienes desean adquirir créditos (en el caso de FarmVille, dinero virtual para comprar más bienes) o reponer la energía de los avatares.

«Sueño con la granja», confiesa Belén, 32 años, autónoma en paro (por tanto, con demasiado tiempo libre). «Me paso todo el día enganchada. Empecé en octubre alentada por un amigo con el que ya estaba picada en otros juegos. Ahora gestiono también la granja de mi novio y de mi hermana; se las fundé para tener vecinos, no pensaba trabajarlas... ¡pero no puedo verlas en barbecho! Así que planto melones (no se recolectan hasta 4 días después). ¿Cuánto tiempo seguiré con esto? Pues hasta que el cuerpo y la salud mental aguanten. Con mi novio tengo peloteras los fines de semana, porque le “abandono” durante horas para atender mis obligaciones como granjera pluriempleada. Un vecino me ha pedido que deje de jugar quince días para darle opción a alcanzarme. Me he negado, por supuesto».

María, ingeniera, invitada a participar en FarmVille por uno de sus hermanos —con los que libra una «batalla» personal—, le dedica un par de horas al día. «Me encanta tener mi granja mona», señala. «Pero uso Facebook sobre todo para estar en contacto con mis amigos, ya que vivimos en diferentes partes del mundo». Y Raquel, empresaria de 39 años, reconoce que le tienta comprar créditos para avanzar. «Por ahora me resisto. Me pico con mis vecinos, pero también soy espléndida en los regalos... y trabajo la finca de mi sobrina, ya que sus padres no le dejan».

Farmville es gratuito, pero los atajos cuestan dinero. Dinero real, por supuesto. Siembras con la calculadora en la mano: cada fruta, flor, hortaliza, tubérculo, cereal o legumbre tiene su tiempo de crecimiento. Cada semilla, su precio. Y cada producto, su margen de beneficio. Pero los impacientes tienen que tirar de Visa. Y si «contratan» a labradores, también hay que pagar: existen programas, como farmhelper.net, que le hacen a uno el trabajo.

Publicado hoy en ABC. Imagen: Emma's farm.
Gracias a mis vecin@s por su desinteresada colaboración.
Una ronda de "valentines" para tod@s.

2 comentarios:

LàSü dijo...

Recibo una media de 5 invitaciones al día para aceptar regalos de Farmville. Sí, me hice una granja y no, no conseguí saber como co****s se jugaba hasta que me enseñaron...no está mal,pero no me gusta. He invertido en ese juego unos... em... 10 minutos? Debo acumular cientos de peticiones de este juego, sin exagerar.. pero a mi no me llama.
Juego más asidua a PetSociety que ahora que lo recuerdo lleva 2 meses mi pobre animalillo abandonado ( sí, a eso llamo yo asiduidad...aunque en realidad 3 meses atrás si que entraba cada día-momentos que necesitaba tener la miente ocupada-) o a un par, que no se sus nombres, que es de crear cafeterías.
Sí, entretienen, es otra parte de facebook...pero mucho tiempo libre y otras cosas cualidades más hay que tener como para engancharse al juego hasta la saciedad y rebasar el límite de pagar money para jugar.

Javier dijo...

Estupendo reportaje, compañero. Un honor telonearlo. Un abrazo y si la vecina de la foto de arriba se conecta, yo también me hago granjero o hasta porquero. Es broma