14 enero 2009

WILL SMITH

Ha hecho películas buenas, malas y regulares, pero siempre he tenido una cierta prevención hacia Will Smith (injusta, lo reconozco), tal vez porque no acababa de sacudirse el papel del príncipe de Bel Air o del agente J de los Men in Black. En tiempos me pasó lo mismo con Tom Hanks, enorme actor. Smith me gustó en "Soy leyenda". Me da morbo cuando Hollywood decide destruir Nueva York, dando ideas que luego, como se vio el 11-S, se llevan a cabo en la vida real (esto no me da morbo en absoluto). La película está basada en una novela de ciencia ficción escrita por Richard Matheson en 1954. Cuenta la historia del último hombre vivo en Los Ángeles tras una epidemia que ha transformado a los seres humanos en una especie de vampiros. Hay varias adaptaciones cinematográficas. Es obvio que Nueva York da más juego. En esta versión, Will Smith no hace muecas ni gracietas. Está solo y desesperado. El día es suyo: recorre la ciudad en busca de respuestas, evitando entrar en edificios oscuros, entablando conversación con su perro y los maniquíes de las tiendas. La noche es de los seres monstruosos y demenciados para los que intenta buscar cura. Sentado en la sala, rodeado de extraños, pensé que el cine es para disfrutar solo o en compañía de otros, pero la vida es otra cosa: al último hombre sobre la Tierra no le queda más remedio que redimir a sus congéneres locos o condenarse a la misma suerte.
Will reapareció ante mis ojos hace un par de días en "El hormiguero", el estupendo programa de Pablo Motos, para presentar su nueva película, "Siete almas". El tipo dio una exhibición de las que hacen época, cercano y tronchante a pesar de ser una megaestrella de Hollywood y estar forrado. Me ganó para pasar por taquilla. Podéis verlo en estos vídeos:





Foto: Ernesto Agudo

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