03 octubre 2008

CONTADOR, ALÉJATE DE ARMSTRONG

Lance Armstrong, el mejor ciclista de todos los tiempos en el mes de julio, no regresa a la competición para ganar conciencias y dólares en la lucha contra el cáncer a través de su fundación, sino por soberbia, su principal característica, hinchada a partir de una también proverbial falta de respeto a sus rivales. El tipo lleva tres años sentado frente al televisor durante su mes favorito, tirándose de los pelos al ver cómo tres españoles han ganado sucesivamente el Tour y él, quizás, se jubiló antes de tiempo. Puede que a Contador le tengo algo más de respeto, no demasiado. Dice que es el mejor corredor del mundo, pero lo quiere de ayudante en su asalto al octavo Tour. En una entrevista a L'Equipe, Armstrong señala que los tiempos de la subida a Alpe d'Huez de este año y el estilo general de la carrera, "no muy agresivo, sin demasiados ataques", son superables. Para su vuelta cuenta con médicos de prestigio (los malpensados gabachos creen que han dado con un nuevo cóctel y amenazan con hacerle al corredor, al que en el fondo odian, un millón de controles antidopaje) y con un cómplice necesario, Johan Bruyneel, director del Astaná, al que no trago. Vale, tengo una mala anécdota con él: hace años, cuando Lance ya había superado su enfermedad y era el amo del pelotón intenté entrevistarlo utilizando a Bruyneel como intermediario: "Deletrea mi nombre correctamente y, a lo mejor, te consigo esa entrevista", me dijo, dando a entender que yo no tenía ni puta idea de ciclismo o de quién era él (¡cómo olvidar al belga que fue chupando rueda a Indurain y luego le esprintó para ganarle la etapa de Lieja del Tour del 95, su mayor hazaña!). Lo deletreé (ahora me arrepiento; debí mandarle a tomar por culo) y él, naturalmente, no hizo la gestión que le pedí. Pero al margen de aquel asunto deploro la actitud del director del Astaná con Alberto Contador: "Tiene contrato hasta 2010 y ninguna opción para romperlo". "Podíamos haber ganado la Vuelta con Leipheimer". Soberbia y desprecio. Todo se pega, y Bruyneel se ha pasado largos años siendo el "chófer" del norteamericano.
En fin, no sé si Contador podrá escapar de la trampa que le preparan, pero espero que pueda alejarse de Armstrong (de su equipo, que sería lo mejor... o, en cualquier caso, de su sombra cuando lleguen los puertos, para que el mes de julio vea por fin cómo su hijo predilecto muerde el polvo).

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