«La revolución se hace retirando el dinero de los bancos». Tras descolgarse con estas declaraciones, al ex futbolista francés Eric Cantona le faltó levantarse las solapas de la camisa, como hacía en sus tiempos triunfales en el Manchester United, y esbozar esa media sonrisa de seductor canalla que encandila a las mujeres. Para ellas hizo un anuncio televisivo de una maquinilla de depilación en el que aparecía en el cuarto de baño con un gorro de ducha color rosa y una toalla a la cintura. Pero ninguna madre hubiera querido una joyita así para su hija. En 1995 le propinó una coz en el pecho a un aficionado del Crystal Palace que le había insultado previamente. La agresión le costó nueve meses de sanción; se salvó del trullo a cambio de 120 horas de servicios a la comunidad. Con estas pinceladas se resume la vida y obra de un Robespierre postmoderno que quiere destruir el sistema y que ha conseguido una fuerte adhesión en las redes sociales.
Eric siempre fue un tipo con carácter. Y un culo de mal asiento. Empezó su carrera profesional en el Auxerre, club del que habla con cariño («Francia no merece al Auxerre. Inglaterra sí, pero no Francia»). En cambio, no guarda un buen recuerdo del resto de equipos franceses en los que militó (Olympique de Marsella, Girondins de Burdeos, Montpellier, Nimes); un día sufrió un cruce de cables marca de la casa y le lanzó el balón a la cara a un árbitro. Enrabietado por la dura sanción, decidió colgar las botas. Tenía 25 años y apenas había escrito unos renglones de su brillante historial como futbolista.
Sus amigos le aconsejaron emigrar a la Premier. Fichó por el Leeds United y lo hizo campeón. Alex Ferguson le abrió las puertas del Manchester United y ganó cuatro ligas y dos copas, convirtiéndose en una leyenda para los supporters de los diablos rojos, que en 2001 lo nombraron el mejor jugador del siglo XX. A nivel de selección, en cambio, nunca rascó bola ni participó en Mundial alguno, ya que Francia no se clasificó para Italia 1990 ni para Estados Unidos 1994. En 1988 profirió graves insultos al seleccionador Henri Michel y fue apartado durante un año. Con Platini disputó su único torneo internacional, la Eurocopa de Suecia 1992, pero los bleus fueron eliminados a las primeras de cambio. Se retiró en 1997, un año antes de que Zidane y compañía ganaran el Campeonato del Mundo.
Desde entonces se ha dedicado al fútbol playa (es jugador y entrenador del equipo francés), la publicidad y el cine, donde ha hecho bolos interesantes. En «Buscando a Eric» (en la foto) se interpreta a sí mismo como buen samaritano que ayuda a un cartero de Manchester, fanático del fútbol y en plena crisis existencial. Ahora ha llevado ese sentimiento solidario a los ciudadanos franceses deprimidos por los recortes y las reformas de las pensiones ofreciéndoles la solución definitiva: «Las manifestaciones están pasadas de moda. Si todas esas personas que salen con pancartas a la calle retiraran su dinero de los bancos, se produciría un colapso». El vídeo con su propuesta tiene decenas de miles de vistas en YouTube y ha originado un movimiento en Facebook llamado «StopBanque» que plantea una retirada masiva de fondos el próximo 7 de diciembre. Cantamañanas para unos, héroe antisistema para otros, no hay noticias de que los gobiernos se hayan planteado un «corralito» para defenderse de su ofensiva.
30 noviembre 2010
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2 comentarios:
Riddleman se desenmascara
Para mí siempre serás Riddleman, Luis. Más que por tu desenmascaramiento, me alegro por volver a tener noticias tuyas... (te he dejado la respuesta larga en tu blog).
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