11 enero 2010

PAYASADA EXTREMA

Canal Lemaire, Península Antártica. Una zodiac zigzaguea entre témpanos y sus tripulantes se descojonan de una foca leopardo que les persigue. Un depredador de afilados dientes que puede alcanzar los 4 metros de longitud y los 600 kilos de peso. Hipótesis: con el cachondeo, la zodiac choca con un pedazo de hielo y vuelca. De repente se le borra la sonrisa al presentador, porque la foca no le permite ni siquiera esbozar el último chiste malo. No te saca de ahí ni Shackleton, Calleja, y entonces tus admiradores exclaman, tras el fundido en negro: joder, al final sí que era extremo el desafío. Pero el accidente no ocurre, gracias a Dios. Tampoco se hunde el velero “Australis” tras la tormenta perfecta en isla Decepción y el aventurero más divertido y dicharachero de la tele sobrevive al terrible paso de Drake y a la espinilla que le brota en la frente durante la excursión en la isla Livingstone y que muestra en primer plano (“Me ha salido un tercer ojo, je, je...”). Desconozco si al público le queda claro que el tipo está en la Antártida en vez de en el estanque del Retiro en pleno temporal; supongo que da lo mismo. En cambio, su careto se lo aprenden de memoria. Careto, careto y más careto. Unos amigos montañeros me cuentan que cuando Jesús Calleja era guía de una agencia de viajes ya ambicionaba la fama por encima de todo. El programa se emitió ayer en Cuatro con números discretos (6,7 % de share, 1.223.000 espectadores). Quizás si tratara con más respeto los lugares a dónde viaja y que convierte en irreconocibles con sus gracietas y su careto tapándolo todo la audiencia le abandonaría. Así son las cosas en la televisión. Al acabar el show Calleja me acordé de los exploradores de la era heroica, de Amundsen, Scott y el propio Shackleton, rememoré la epopeya del “Endurance”, la travesía imposible del “James Caird”... y me invadió una honda melancolía. La aventura en el siglo XXI ha cambiado la épica por la comedia y el buenrrollismo.

Foto: María March (expedicionaria) y Jesús Calleja tras darse un baño en el Polo Norte. Ella repetiría chapuzón en la Antártida.

2 comentarios:

PacMan dijo...

El siglo XXI del GPS, la microcámara y el oxígeno ha barrido la épica de las expediciones en que te jugabas la vida en cada decisión. A mí me gusta el Calleja como fenómeno que nos acerca a lugares remotos, pero ignoro al coleguilla del careto en primer plano. Recuerda a tantos otros fenómenos televisivos con aire british que viajan a las chimbambas y se nos cae la baba. Por fin un profeta de CYL. La piba, por cierto, está de rechupete. Loca, eso sí.

Anónimo dijo...

A mi me molesta mucho el careto de Calleja cuando se graba primeros planos por la noche sin camiseta. Pa mi que se está tocando. La imagen del tipejo da asquete .....