12 mayo 2009

HASTA SIEMPRE, ANTONIO

"¡Esos chicos!", exclamaba Antonio Vega señalando al público, su público, tras salir al escenario de algún pequeño tugurio de Madrid.
Y después tocaba parte de la banda sonora de nuestras vidas: "Alta tensión", "Atrás", "Luz de cruce", "Una décima de segundo", "Cada uno su razón", "Desordenada habitación", "El sitio de mi recreo", "Lucha de gigantes", "Esperando nada", "Se dejaba llevar por ti"... y, claro, "Chica de ayer", el himno de los que enterramos la infancia y nacimos para la vida febril en 1980. Aquel año eran The Police y los Nacha (y muchos más, pero sobre todo ellos). Aunque mi álbum favorito de Antonio Vega, Nacho García Vega, Carlos Brooking y Ñete no llegaría hasta 1984: "Una décima de segundo", en realidad un mini elepé que machaqué literalmente en mi viejo tocadiscos. Contenía un tema cuyo título, "Magia y precisión", siempre me ha parecido un buen lema para ir tirando por el mundo. La última vez que vi a los dos primos juntos fue en el otoño de 2007, en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, en un concierto del Tour 80·08 Reiniciando. En la cola alguien bromeó: "Está prohibida la entrada a los menores de 40 tacos". Antonio saludó desde el escenario: "Buenas noches, Madrid... Nuestra casa". Tocaba la guitarra y cantaba encorvado y con el rostro semioculto por una larga melena, en contraste con el ánimo torrencial de Nacho. Pero siempre fue así: melancólico uno, hedonista el otro, las dos caras de la mejor banda de pop español de la historia. Parecía que la voz se le quebraba en la despedida, al entonar "Chica de ayer", pero el personal la coreó como el que sostiene en pie a un héroe agotado tras una dura batalla. Mucho se ha escrito y se le ha recordado en su muerte -me gustaba más la leyenda urbana que la evidencia-, usando las letras de sus canciones como clave de bóveda para explicar quién fue y por qué se ha ido, o su adicción a las drogas para desmitificar los años de la movida ("Madrid era una juerga... pero yo fui listo y escapé", viene a decir un columnista de los que opinan de todo), aunque algún medio ni siquiera ha dado la noticia en portada. En fin. Por mi parte sólo puedo juzgarlo por sus canciones (que ya no pincho, sino que escucho en el iPod), recordarle y darle las gracias por regalarnos tanta magia con precisión.

3 comentarios:

PacMan dijo...

Ya sabía yo que tenías que hacerle su homenaje a Antonio. Hasta siempre.

Javier dijo...

Estupendo recordatorio, sí señor. Incluso los artículos tirando del hilo "fácil" de sus letras son eficaces y emocionantes si se hacen con el arte de Delafú ayer. Eso, y la pieza de Sabino Méndez (la competencia se quedó con el Loco) equilibran la clamorosa ausencia en portada que comentas acertadamente. La verdad es que verle arrastrarse en escenarios y platós daba algo, o mucho, de pena (últimamente en Buenafuente o eso de Los mejores años), pero también era adicto al directo y eso no se cura. El patio de mi recreo o Una décima de segundo son casi perfectas, y su redescubriento para muchos gracias a Lucha de gigantes que incluyó Iñárritu en Amores perros fue justo y necesario. En fin, otro que no hubiese pasado el corte de Operación Triunfo. Saludos y mil gracias por tus sabias aclaraciones hobittianas ;)

Anónimo dijo...

Y no salió en la portada porque un "mandamás" no sabía ni quién era... No comment.