EL BECARIO

El tipo pena en Internacional, y lo de penar no lo digo por una sección (ahí empecé yo hace 20 años) que merece todos mis respetos, sino por los tiempos de miseria profesional que corren, donde un contrato basura es poco menos que Eldorado. Ahora estos chicos pagan un máster, hacen suplencias en verano y, con el inicio del nuevo curso... a la puta calle. Da igual que apunten maneras. Es más, da igual que sean unos genios. La siguiente generación es más barata, que es lo que cuenta.
A veces viene a currar con camiseta, bermudas y zapatillas deportivas. Lleva colgados al cuello los accesorios propios de un becario cool: el móvil, el mp3, una memoria USB... y la tarjeta de acceso al periódico, como si asistiera a una convención o a una feria. Tiene cara de simpático sobrado, pero a lo mejor arriesgo el cálculo y es un tímido. Me recuerda un poco a Fido Dido, el muñeco de 7 Up. Que nadie me malinterprete: su uniforme y su jeta me importan un bledo. Hace unos años, Anson soltó la siguiente frase en un Consejo de Redacción: "La verdadera prueba del carácter liberal de ABC es que en esta reunión entran personas con looks tan dispares como Ramón Pérez Maura y Miguel Ángel Barroso". No supe si tomármelo como un insulto o como un cumplido. El caso es que Ramón iba perfectamente trajeado y encorbatado y un servidor lucía una camiseta comprada en un mercadillo. Como estamos donde estábamos, ABC sigue hoy con su tradición liberal: Pérez Maura viaja en el avión de Condoleezza Rice y yo me voy de acampada con los chicos de la ruta Quetzal.
Lo que me importaría es que un talento -si este becario lo tiene- saliera por la puerta de atrás como tantos otros en los últimos años. En el periódico y en la profesión en general hace falta savia nueva, con ideas frescas, ingenio y ganas de trabajar.