30 mayo 2007

UN HOMBRE, UN VOTO (Y OTROS MITOS)

La resaca electoral nos ha traído la matraca de los pactos, un juego de intereses donde lo que menos importa es el deseo de los ciudadanos. En este contexto los llamados "partidos minoritarios", fundamentalmente nacionalistas, se vienen arriba cobrando un inmerecido protagonismo. Dicen los defensores del mercadeo que "es legítimo" y "democrático". Sin embargo, el sistema d'Hondt, que favorece la creación de mayorías, también propicia que unos escaños salgan mucho más baratos que otros. Así, Esquerra Republicana de Cataluña, con la mitad de sufragios que Izquierda Unida en las últimas elecciones generales, logró tres asientos más en el Congreso. ¿Un hombre, un voto? Sí, pero no con el mismo valor.
Que dos pacten para desalojar a un tercero que ha ganado las elecciones con amplia diferencia (aunque sin mayoría absoluta) se ajustará a las normas, no lo dudo, pero la manida frase de que "los ciudadanos han decidido que sea así" me parece una falacia. ¿Alguien da su confianza a un partido para llevar al poder a un supuesto socio? O, por concretar un poco, ¿cuántos simpatizantes del Partido Socialista de Navarra desearían que su voto hiciera presidente de esa comunidad autónoma a Patxi Zabaleta, de Nafarroa Bai?
La propuesta de Rajoy de que gobierne la lista más votada me parece razonable, como me parecería razonable que los dos principales partidos pactaran los asuntos esenciales del Estado y que cambiaran la ley electoral para frenar la crecida del nacionalismo. Pero el PSOE sigue confiando en la "soledad" del PP para repartirse el pastel con los ambiciosos periféricos (el mito del "cinturón sanitario"; ya veremos cuánto le dura la soledad al PP si se produce un cambio de ciclo). A Zapatero parece que el precio (convertir las siglas de su partido también en un mito) le importa un carajo.

No hay comentarios: