25 abril 2011

EL RUIDO Y LAS NUECES

Mi fichaje en el mercado de invierno por la sección de Deportes de ABC me ha proporcionado, entre otros daños colaterales, la tortura de soportar el ruido de los Madrid-Barça. No sólo las declaraciones de sus entrenadores (el malo Mourinho -una especie de Sauron, según El País, que no pierde oportunidad de meterle un rejón- y el bueno Guardiola -a quien la derrota en Copa está transformando: ya no mea colonia, sino vinagre-). También las opiniones de finos analistas de uno y otro bando. “Preveo Eau de Triplete”, escribe hoy Roberto Gómez en Marca. Aunque la traca se la lleva Lluís Mascaró en Sport (no sólo por el artículo, sino por la rectificación). El ruido es, definitivamente, un género periodístico. Antes, cuando era un simple espectador, disfrutaba de las nueces: veía los partidos que me apetecía y trataba de ahorrarme todo lo demás. En mitad del empacho de clásicos sigo pensando que el Barcelona juega mejor, lo que no le garantiza nada, como quedó demostrado en la fabulosa final del miércoles pasado. Intento defender una idea romántica del fútbol: el juego no pertenece a estrategas como Mourinho, sino a tipos como Casillas, Cristiano Ronaldo, Iniesta o Messi. La diferencia en la final de Copa no estuvo en la pizarra, sino en la inspiración. Quiero centrarme en las nueces de la semifinal de la Liga de Campeones, pero... ¿cómo librarme del ruido del supuesto fin de la hegemonía azulgrana, de la longitud y humedad del césped, de si han cambiado un árbitro portugués por otro alemán, de esa horrible palabra -trivote- que define el sistema de Mou, del cambio de discurso de Guardiola, de si Xavi se siente o no español, de si Ramos y Piqué se odian cordialmente...?

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